Las condiciones físicas de la provincia de Alicante y su infraestructura viaria favorecen que el ciclismo sea una actividad recreativa o deportiva cada vez más consolidada entre los residentes, pero también desde una perspectiva más profesional o como actividad turística. La imagen de ciclistas en carretera en solitario o en grupo se ha vuelto habitual en cualquier momento del año -siempre que la meteorología lo permita- y cualquier día de la semana. El binomio entre el clima y la orografía es decisivo: la presencia de puertos de montaña de altitud importante a pocos kilómetros de la costa es un gran aliciente, unido a unas temperaturas suaves de forma casi constante.
Esta relevancia creciente del ciclismo ha hecho que las administraciones hayan recogido el guante, especialmente la Diputación. Desde hace un par de años, los puertos de montaña de su red de carreteras más frecuentadas por los usuarios de la bicicleta se encuentran señalizados con una cartelería específica. En ella se indican características del recorrido como la altitud, la longitud y el desnivel del tramo, así como la pendiente de cada kilómetro. Desde el área de Carreteras de la institución provincial explican que «se evaluaron cuáles eran los itinerarios más transitados» por ciclistas en zonas con «alicientes orográficos», con la idea de «ofrecer una información de utilidad y mejorar la seguridad». Tudons, Benifallim, Onil o Tibi son algunos de los altos con esta señalización en la mitad norte de la provincia; en la zona sur, menos accidentada, hay menos ejemplos, aunque el entorno de Sierra Escalona o el collado de la Algüeda, entre Albatera y Hondón de los Frailes, son itinerarios también muy frecuentados.
La Diputación ha colocado señalización específica para ciclistas en 22 puertos de montaña de 15 carreteras de su titularidad, informando sobre las características de los diferentes itinerarios.
Esta señalización es muy valorada por los usuarios, tal y como explica Angie Martínez, del club ciclista Cronobike de Altea y empresaria del sector, quien apunta que «extranjeros como belgas y holandeses suelen comentar que los de aquí nos quejamos sin motivo de las carreteras». En buena medida comparte esta observación, puesto que «el firme de las carreteras está bien y la información es completa, pero por pedir, se echa en falta que algunas tengan más arcén». Con todo, incide en que «es un privilegio» poder hacer «rutas de 60-70 kilómetros con 1.000 metros de desnivel acumulado».
El norte de la provincia es zona habitual de entrenamiento de ciclistas profesionales; en el sur, la orografía más suave lo complica, pero en cualquier caso «siempre ha sido zona de gran afición», recalca Jaime Serna, del Club Ciclista de Callosa de Segura. También destaca las «buenas carreteras y señalizaciones», pero advierte de que «el mal estado y la falta de limpieza de muchos arcenes los hace intransitables y obliga a ir por la calzada».
Convivencia difícil pero necesaria con los vehículos a motor
La convivencia con los vehículos a motor es uno de los principales problemas para los ciclistas que señala Jaime Serna. El director del Club Ciclista Callosino, que además organiza la Vuelta a Alicante, hace hincapié en que «vemos cada día más incidencias» derivados de tener que compartir espacio con el tráfico rodado, lo que de alguna forma desplaza a los ciclistas a vías comarcales o secundarias. «De las nacionales nos olvidamos», comenta con ironía. Por su parte, Angie Martínez cree que «la gente en general es respetuosa, pero hay a quien parece que las bicicletas le ponen nervioso». La responsable del alteano Club Cronobike añade que «muchos desconocen la reglamentación actual» e ignoran cuestiones como que dos ciclistas pueden ir en paralelo o que los pelotones de bicicletas tienen prioridad a la hora de entrar en una rotonda. Tanto ella como Serna apelan a una mayor concienciación hacia las dos ruedas.
