Los pajes volvieron a asumir ayer gran parte del protagonismo en los actos celebrados en Alcoy. El número se incrementó de nuevo un año más, siendo un total de 440 los que se encargaron de repartir los regalos por los balcones de las casas por las que se desarrollaba el desfile epifánico.

Antes, cumplieron con la tradición y, tras salir del colegio de los Salesianos, se dirigieron todos en grupo hasta el parque de Cantagallet, donde posaron para la foto en lo que se ha convertido en los últimos tiempos en una imagen singular y muy codiciada. espués, ya todo fue magia.