Alcoy vivió ayer su Cabalgata más multitudinaria. Los Reyes Magos acudieron puntuales a su cita más antigua y desfileron por una calles totalmente abarrotadas de público. La coincidencia con el fin de semana, así como las campañas promocionales, propiciaron que fuesen miles los visitantes que se desplazaron a la ciudad atraídos por un desfile repleto de magia que este año cumplía su 134 edición. La Cabalgata de Reyes Magos de Alcoy, la más antigua de España, se viene celebrando de forma continuada desde 1885, si bien sus antecedentes documentados se remontan a 1866. Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional aspira, junto al resto de actos que configuran el denominado «Nadal Alcoià», a convertirse en Patrimonio de la Humanidad.

Todos estos elementos, unidos a la propia configuración del desfile, basado en la tradición y la emotividad, propiciaron que ayer, coincidiendo con el fin de semana, las calles presentasen un aspecto antes nunca visto con miles de personas, tanto alcoyanos como visitantes. El inteso frío de la noche no fue un obstáculo para la asistencia. Más aún, se convirtió en un elemento que contribuyó a reforzar la emoción en esta cita típicamente invernal.

Y ante una acogida como esta, los Reyes Magos desfilaron triunfantes y agradecidos. Melchor, Baltasar y Gaspar, por este orden, estuvieron acompañados por un séquito compuesto por 3.000 personas, encabezado por los grupos de danzas Carrascal y San Jorge. Después, la carroza del Embajador Real y, a continuación Sus Majestades a bordo de tres impresionantes camellos, repartiendo besos y afecto a todos los niños que eran aupados hasta sus monturas.

Todo ello con la música de las cuatro bandas de la ciudad, Primitiva, Nova, Unión Musical y Serpis, y también de las entidades encargadas este año de acompañar a los Monarcas de Oriente, concretamente la Asociación Jesuset del Miracle, el Club de Fútbol Plana y la Filà Mozárabes.

Todo el trayecto de la Cabalgata por las calles del Centro, además, contó en esta ocasión con la iluminación exclusiva del «Nadal Alcoià», después de que el Ayuntamiento decidiese ampliarla tras la exitosa experiencia del año pasado en las calles San Nicolás y San Lorenzo.

La anécdota vino de la mano del camello de Gaspar, que se tumbó a la altura de la Glorieta y permaneció así durante varios minutos hasta que se consiguió que reanudara la marcha.

Los pajes, como no podía ser de otra forma, volvieron a ser protagonistas destacados del acto, repartiendo los regalos por los balcones con la ayuda de sus largas y características escaleras.

Una Cabalgata, en definitiva, fiel a sus orígenes y a la tradición, singular y al mismo tiempo emotiva, que una vez más cumplió con su objetivo de llevar la ilusión tanto a niños como a mayores.