El morbo y la curiosidad de la historia negra de Alcoy llevó en la mañana de ayer a más de cien personas a realizar la ruta que descubre los principales crímenes vividos en el centro de la ciudad entre 1900 y 1936. El abuso a menores, el juego, el alcohol o la violencia machista son algunas de las causas que dieron origen a estos hechos tan dolorosos que tiñeron de sangre las calles del centro histórico de la población.

A primera hora de la mañana , turistas y vecinos de la ciudad se daban cita en La Glorieta para iniciar la ruta. Dos horas de historias a veces angustiosas que recorrieron las principales calles del núcleo urbano. El guía e historiador, Gabriel Guillem, agradecía la participación a pesar de ser la tercera entrega del recorrido e indicaba que «las altas cifras de participación responden al morbo que despierta en la gente conocer este tipo de hechos, aunque para quien lo investiga no deja de sembrar un intenso nivel de dolor».

En las explicaciones iniciales el historiador remarcaba a los presentes la importancia de la ruta ya que muestra cómo eran las relaciones de la sociedad alcoyana de principios del siglo XX. Además, indicaba que las causas que actualmente protagonizan los crímenes ya tenían lugar en la pasada centuria e incluso se llevaban a cabo con mayor «maldad y dolor». Guillem también dejaba claro tras el estudio que, en el mes de agosto, aumentaban los crímenes ya que el calor afectaba al estado de las personas y «creaba mucha desesperación».

El recorrido daba comienzo en La Glorieta y ponía la mirada en la barrio de La Sang, un lugar en el que se registraron varios crímenes de violencia machista derivados del juego. En la época, los hombres, a la salida del trabajos frecuentaban los llamados «bochinches», lugares en los que apostaban su dinero y que en ocasiones los llevaban a la ruina. Para acudir a ellos necesitaban dinero que en muchas ocasiones debían pedir prestado. La negativa por parte de los familiares o esposas producían discusiones que frecuentemente acababan con muertes violentas de hasta incluso dos miembros de la familia, la mujer y el padre de ésta a manos del marido. El juego también dejó muchas muertes por venganzas entre vencedores y perdedores. En ocasiones, el que iba perdiendo, se retiraba de la partida para no tener que pagar la cantidad acordada a su oponente y éste iba a buscar la revancha en forma de sangre. De este vicio también destaca el macabro hecho de jugarse a la mujer cuando ya no quedaban bienes materiales, hecho que hizo que muchos hombres se suicidaran en el puente del Viaducto y muchas mujeres tuvieran que servir a otros fuera de su matrimonio. En algunas ocasiones, los lugares de juego fueron víctimas de redadas que debido a la corrupción policial de la época a veces quedaron impunes. En otras ocasiones los casos sí fueron juzgados y condenados.

Frente a la iglesia de San Mauro también se pudo escuchar cómo la diferencia de clases hizo que se produjeran varios robos en esta época. La gente de menor poder adquisitivo aprovechaba los actos en la Iglesia para esconderse y perpetrar los hurtos durante la noche.

Explosiones, niños y mujeres

Estos 35 años también estuvieron marcados por la explosión de una notable cantidad de bombas en varios puntos del centro e incluso se llegó a registrar un intento de atentado al diario «La Gaceta» en octubre de 1934. Las causas de las explosiones nunca se llegaron a descubrir, aunque sí que se supo que los explosivos utilizados eran de fabricación casera y que en muchos de los casos la dinamita era robada.

Por otra parte, la violencia de género ya era muy elevada en esta época. Los celos, las relaciones extramatrimoniales o los divorcios eran motivo de asesinato y posterior suicidio del asesino. De esta índole se produjeron muchas muertes cerca de la plaza de Les Xiques, lugar en el que se ejercía la prostitución y en el que en ocasiones el alcohol o los ajustes de cuentas con las mujeres eran motivo de asesinato. La mayoría de crímenes se cometían con armas blancas, muy comunes en la época y al alcance de cualquier persona y bolsillo, ya que eran de muy bajo coste y se encontraban en cualquier casa.

La población infantil también fue otro objetivo. Los niños jugaban mucho en la calle y estaban al alcance de cualquier persona que pasaba por la zona y muchos de ellos fueron raptados con fines sexuales. Estos crímenes evidencian que las causas que actualmente manchan de sangre la sociedad vienen del pasado y ya han escritos muchas páginas.