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Una obra de teatro evoca los 50 años de la explosión que mató a 33 personas en Ibi

Hoy se cumplen 50 años de la explosión de la fábrica Mirafé, donde murieron 33 personas y que las autoridades de la época quisieron silenciar

Isabel Serrano Baena, a la izquierda, durante una representación de «FrágilXs», la obra de teatro donde rememora el suceso y sus secuelas a través de la historia de su familia. JESÚS ANTÓN

La fecha del 16 de agosto tiene un trágico recuerdo en Ibi desde hace 50 años. A última hora de la tarde de tal día como hoy de 1968, una fuerte explosión reducía a escombros la fábrica Industrias Mirafé, dedicada a la manipulación de fulminantes para juguetes con elementos pirotécnicos. Alrededor de 60 personas se encontraban en el lugar, en el interior de las instalaciones o construyendo una nave anexa. De ellas 33 fallecieron y otras 20 sufrieron graves heridas. Entre las víctimas había dos mujeres embarazadas y numerosos niños, que por el menor tamaño de sus manos resultaban idóneos para algunas labores. Ellos, obviamente, estaban sin contrato, como una gran mayoría de la plantilla, formada casi en su totalidad por personas que habían llegado a Ibi hacía pocos años desde otras zonas de España en busca de un futuro más próspero al amparo de la industria. Y ni ellos, ni seguramente nadie, era consciente del grave peligro que entrañaba esta actividad, que la empresa realizaba sin la autorización legal exigida y sin ninguna medida de seguridad.

Durante mucho tiempo, la explosión de la «fábrica de la pólvora» fue poco menos que un tema tabú en la localidad, incluso para las propias familias afectadas; todo el mundo lo conocía pero casi nadie hablaba de él. En plena dictadura franquista, las autoridades trataron de taparlo al máximo y compensaron rápidamente a los afectados con indemnizaciones escasas para la dimensión de lo ocurrido, con decenas de menores que quedaron huérfanos y de adultos que perdieron a sus cónyuges o a sus hijos menores o jóvenes. Ni la más mínima asistencia psicológica o social, ni apenas duelo en la propia localidad, salvo la suspensión de las fiestas de Moros y Cristianos que iban a realizarse al cabo de un mes de producirse la tragedia, no sin reticencias entre algunos vecinos.

Hace ahora una década, el libro «Mirafé. Retrato de una época», de Vicente Sanjuán y Raúl Castelló, habló por primera vez abiertamente de las numerosas irregularidades que envolvían a la fábrica Mirafé y de cómo casi todo el mundo miró hacia otro lado. No obstante, más recientemente ha habido un revulsivo aún mayor para rescatar la memoria en torno a esta tragedia: la obra de teatro «FrágilXs», escrita por Isabel Serrano Baena, cuya familia se vio especialmente golpeada por la catástrofe. Su madre, María Baena Molina, fue una de las fallecidas, y su hermano mayor, Nicolás, que apenas tenía 12 años y que era uno de los muchos niños que estaban trabajando en la fábrica, sufrió heridas graves.

Isabel era la menor de seis hermanos y no había cumplido los 2 años en agosto de 1968. En la obra explica la tragedia de la fábrica Mirafé a través del drama que supuso para su familia, que con la pérdida de la madre quedó totalmente rota. Ella y sus hermanos fueron repartidos en internados -los tres chicos por un lado, las tres chicas por otro, donde todos ellos sufrieron maltrato. Pero además, tres de los hermanos -los mismos que acudieron a la fábrica tras la explosión, buscando a la madre y al hermano mayor-, con el tiempo desarrollaron esquizofrenia. La familia sufrió una incomprensión añadida al vacío que ya de por sí supuso la falta de apoyo social, el silencio en torno a la catástrofe y su falta de reconocimiento público, las preguntas sin responder acerca de por qué se consintieron todas las irregularidades que envolvían a esta fábrica y el desarraigo y desestructuración familiar que provocó su traslado a internados fuera de Ibi, con el agravante de haber sido maltratados físicamente y, tal y como denuncia Isabel, humillados por su condición de huérfanos.

Una terapia desde las tablas

«FrágilXs» abunda en esos sentimientos de soledad y rechazo, y de cómo la aversión social a la enfermedad mental los agrava aún más. La autora, dedicada profesionalmente a la interpretación y residente en Madrid, explica que la obra surgió como un trabajo final de máster en la Universidad Carlos III, donde vio una oportunidad para sacar a la luz la historia de su familia, a través de sus propios recuerdos. Así, en el texto «vamos contando un poco todo lo que pasó», llegando a la explosión de la fábrica como el origen de todo. «Cuento esto por algo; cómo las tragedias cambian a las personas», apunta. «No se buscaba una terapia, pero ha surgido».

La obra se representó por primera vez en Ibi a principios de 2016, y fue una auténtica catarsis entre todo el público que asistió a las representaciones. En gran parte eran afectados por la tragedia de Mirafé como ellos, pero también había otros vecinos de la localidad o sanitarios de Alcoy que participaron en las tareas de ayuda «y que nunca habían podido contar lo que sentían», o personas que hasta ese momento quizá no habían sido conscientes de la dimensión de la catástrofe. «Ha sido un poco mágico, ha logrado sanar heridas», explica. Además, «las familias de otros se han sentido muy identificadas» con lo que se cuenta, e incluso la suya propia: después de esto «hemos vuelto a tener relación con nuestros tíos. Ha sido muy sanador». También para que la sociedad vea de manera diferente a las personas con enfermedad mental como sus hermanos, uno de los cuales, Francisco, ahora gravemente enfermo, «pronto se reunirá con nuestros padres», señala.

La obra se ha vuelto a representar en varias ocasiones después en Ibi, con el mismo éxito y la misma dosis de empatía por parte de los asistentes. Isabel Serrano cree que una clave para ello ha podido ser que, de la misma forma que le ha sucedido a ella, lo que aquí se cuenta «sirve para encontrar la propia identidad» y ver que «no hay que avergonzarse de que te haya pasado una desgracia», ni tampoco consentir «que se hable despectivamente de ello». En este sentido, critica que durante mucho tiempo a los afectados se les identificara como «los de la explosión, como algo malo».

Poco tiempo después del estreno en Ibi de «FrágilXs», en abril de 2017, se inauguró el monumento en memoria de los fallecidos en la catástrofe de Mirafé. «Ahora hay un lugar a donde ir» para recordar a los seres queridos, recalca Isabel, que apostilla que «creo que esta obra hace milagros, porque tras ella pasan cosas buenas».

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