n En abril del año pasado, después de casi 49 años de la catástrofe de Mirafé, se inauguró un monumento en el Passeig dels Geladors de Ibi que recuerda a los 33 fallecidos en la explosión y al sacerdote que en aquel 1968 hizo una notable defensa pública de las víctimas. Allí, el Ayuntamiento les rendirá esta tarde homenaje, a partir de las 20.30 horas. En primer lugar se celebrará una misa y, tras ella, un concierto de piano y violín a cargo de Jesús María Gómez y Quico Miró.
El monumento recoge los nombres de todos los fallecidos, incluyendo los dueños de la fábrica, un aspecto que algunos familiares cuestionan, como Felipe Navarro, que tenía 10 años cuando perdió a su madre en este suceso. Lamenta que la tragedia fue «una masacre anunciada», porque «la realidad es que había una empresa ilegal que no se atenía a la regulación existente en aquel momento» sobre manipulación de explosivos, y que «todos lo sabían», de la misma forma que «todos sabían que aquello iba a pasar». Como él, muchos otros creen que la tragedia se podía haber evitado si las autoridades hubiesen cumplido el papel que debían; sin embargo, recalca, «unos se estaban haciendo ricos allí» a costa de trabajadores sin contrato y con necesidades económicas.
Por esta razón, Navarro insiste, tal y como ya ha manifestado públicamente en alguna ocasión, en que «sí hubo culpables» en la tragedia de la fábrica Mirafé, desde «la avaricia de los que pusieron en riesgo su vida y las de los demás» hasta «una Justicia inexistente que tiró tierra al asunto» y no depuró ninguna responsabilidad. Asimismo, muestra su disconformidad con que el acto de recuerdo de hoy sea una misa, al considerar que debería ser de tipo civil, si bien a la vez destaca su agradecimiento al Ayuntamiento por realizar el homenaje.
