La tendencia ya ha empezado, pero se va a incrementar notablemente en los próximos años. El río Serpis, con todos sus afluentes en zonas altas y bajas de la cuenca, va a estar más tiempo seco que con agua, tomando la forma más bien de un enorme barranco que aquella imagen de un caudal permanente que ha sido su característica durante décadas.

Así lo ha venido a determinar una investigación de la Universitat Politècnica de València (UPV) que predice una reducción del agua disponible en el río Serpis de entre un 28 y un 43 por ciento durante los próximos 22 años, mirando al horizonte de 2040. Según ese estudio, eso será consecuencia del cambio climático, cuyos efectos se notan desde hace décadas, tanto en el río como en el incremento de las temperaturas.

La investigación ha sido dirigida por Francisco Martínez Capel, profesor de la UPV, y se ha titulado «Adaptación al cambio global: gestión integral del régimen ecológico de caudales para el hábitat de la anguila europea y el cacho valenciano frente a especies invasoras». El proyecto ha contado con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica.

Lo del cambio climático y sus efectos sobre los cauces fluviales de esta zona del Mediterráneo no es nuevo. Pero sí lo es que se haya llevado a cabo una investigación concreta sobre el Serpis, al que muchos de quienes viven en sus orillas ya reconocen como un río con un caudal muy irregular, con fuertes crecidas cuando se producen lluvias torrenciales, como las de diciembre de 2016, y muchos periodos de sequía que dejan su rambla a merced del sol y que ha obligado incluso a operaciones para salvar su fauna.

En esas circunstancias, ya ha cambiado, y todavía lo va a hacer más, la flora y fauna del Serpis, con la pérdida de todas las especies que requieren agua constantemente o la aparición, como ocurre en el tramo urbano de Gandia, de un pequeño «bosque», con arbustos y árboles, consecuencia de la falta de caudal la mayor parte del año.

Sin soluciones en el ámbito local, el estudio del investigador Martínez Capel propone medidas para mejorar la regulación del agua del Serpis mediante los desembalses desde el pantano de Beniarrés.

Eso, señala el estudio, permitiría mejorar el riego agrícola y la sostenibilidad ambiental del río. Pero el investigador del Campus de Gandia de la UPV también advierte de que «estas medidas ya no serán suficientes conforme avance el tiempo», dado que, si se cumplen esas previsiones, dentro de 22 años el agua que discurrirá por el río será casi la mitad que en la actualidad.

Otra conclusión del proyecto es que para intentar mitigar los efectos del cambio climático es importante modernizar el regadío, pero tampoco eso es suficiente, de manera que serían fundamentales otras actuaciones para ahorrar agua, como cambios de cultivos menos consumidores de líquido, reutilización de las aguas residuales y una mejor gestión de los caudales.

Necesaria mayor colaboración

Los resultados del estudio, que se presentaron el jueves pasado en el Campus de Gandia de la UPV, fueron previamente debatidos con representantes de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), la Comunidad de Regantes de los Canales Bajos del Río Alcoi y, entre otros, el Servicio de Biodiversidad y Servicio de Caza y Pesca de la Generalitat.

Durante la presentación de los resultados del proyecto, Martínez Capel consideró «imprescindible» una mayor colaboración de personal investigador, regantes, asociaciones y gestores del agua para poner en marcha soluciones.

El objetivo del proyecto ha sido proponer mejoras de la gestión del agua para hacer compatible un régimen de caudales ecológicos para el río Serpis que permita mejorar el hábitat de la fauna nativa, minimizar el impacto de las especies invasoras y maximizar el beneficio para la agricultura.

El estudio supone un avance en los conocimientos que se tienen sobre el hábitat que necesitan las especies nativas de peces y su interacción con las especies invasoras, concluyó Martínez Capel.