Tras la trilogía festera que envuelve Alcoy en una nube de maravilla y grandiosidad, en breve volvemos a pisar tierra firme. Mayo, con esta brisa fresquita que le ha acompañado, nos ha refrescado la memoria de los males de esta ciudad.

Los 300.000 € que tendremos que pagar los alcoyanos para poner el CEEM en funcionamiento, con el correspondiente retraso que sufrirá su apertura debido a su abandono desde que se terminó en 2014; el “espectacular” drenaje de la recién inaugurada rotonda del Collao; o el debate sobre la permuta de los juzgados… Son temas que nos hacen tomar conciencia una vez más de nuestra triste realidad. Quizá, lo que más nos llama la atención es la sentencia del TSJ que anula la ATE de ALCOINNOVA en La Canal. Sonrisas de unos y lágrimas de otros, alegría para los que sonríen y decepción para los que lloran y se lamentan ante un tema crucial para el futuro de nuestra ciudad. No es comprensible que haya gente que se alegre de que la primera Actuación Territorial Estratégica de nuestra comunidad, con la parálisis industrial que sufrimos en los últimos años, pueda escaparse de nuestras manos.

Todos tenemos un compromiso con el medio ambiente, por supuesto, pero también con nuestra ciudad y con nuestro futuro más inmediato. Todos queremos que se cumplan las leyes ambientales y se subsanen aquellas irregularidades que pueda haber, pero sin perder de vista que Alcoy no tiene ya un minuto más que perder, que nuestra ciudad se desangra a marchas forzadas demográficamente hablando. Hablamos de una sentencia que tiene en contra a dos jueces de cinco, y que, por lo tanto, siembra dudas al respecto. Se recurrirá la sentencia, y el tiempo y los estudios e informes darán y quitarán razones. Pero precisamente tiempo es lo que no nos sobra.

Que Consellería no recurra esta sentencia entra dentro de la normalidad, pero lo que más duele es que puedan enarbolar la bandera de que están en la línea de lo demandado por el gobierno de Alcoy. La alineación de las fuerzas políticas del Botanic, con las que se felicitan por la sentencia en Alcoy, igual es pura coincidencia, y que la “parálisis” que sufre nuestra ciudad coincida con casi un par de legislaturas, igual también. Que cada uno saque sus conclusiones.

Ni podemos vivir de las fiestas, ni podemos vivir del turismo. Alcoy ha sido siempre una ciudad industrial, y necesita la industria para subsistir tanto como el agua, y el equilibrio entre ambos debe ser el objetivo común, teniendo siempre en cuenta a los inversores.

Me vienen a la mente aquellas películas del western americano, como “El Álamo” o “Murieron con las botas puestas” en las que cuando llegaba el séptimo de caballería, no quedaba nadie a quién rescatar. Confiemos en que este no sea el caso.