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L'Alcoià / El Comtat

La montaña sagrada de los íberos

El poblado de la Serreta sigue suscitando el interés de la comunidad científica en el centenario de su descubrimiento

La montaña sagrada de los íberos

Cien años han transcurrido desde el descubrimiento del poblado íbero de la Serreta, entre los términos municipales de Alcoy, Cocentaina y Penàguila, y continúa suscitando un enorme interés por parte de la comunidad científica. La combinación de ciudad, necrópolis y santuario convierten a este yacimiento en uno de los más destacados de esta época histórica en la franja mediterránea. Así se ha podido constatar en unas jornadas arqueológicas organizadas esta semana por el Museo de Alcoy y la Universidad de Alicante, donde expertos de primerísimo nivel han destacado los enormes valores de la que está considerada como la montaña sagrada de los íberos.

Dos personas protagonizaron el descubrimiento del poblado. Fue el cronista de la ciudad, Remigio Vicedo, el que comunicó la presencia de cerámica en lo alto de la Serreta a Camilo Visedo, un entusiasta de la historia y de la arqueología que en la actualidad da nombre al Museo Arqueológico de Alcoy. Casi de inmediato empezaron a efectuarse las primeras excavaciones, y ya en 1920 aparecieron referencias escritas de los hallazgos. Un año después se localizó el primero de los ocho plomos escritos en greco-ibérico, lo que hizo que pasasen por el yacimiento lingüistas de la talla de Gómez Moreno e investigadores como Pere Bosch Gimpera. Vicedo expuso piezas procedentes del poblado en la Exposición Universal de Barcelona de 1929, suscitando un interés que desembocó en la declaración en 1931 como Monumento Nacional.

Visedo y también poco después Vicente Pascual protagonizaron 22 años de excavaciones, al final con la participación del catedrático Miguel Tarradell. El testigo lo recogió en 1985, ya con el Museo Arqueológico de Alcoy, un equipo encabezado por el director del Museo Provincial, Enric Llobregat.

Según explica el actual director del Museo alcoyano, Josep Maria Segura, la principal singularidad del poblado, y lo que le otorga su relevancia, es la coexistencia de una ciudad, una necrópolis y un santuario. «Hablamos de cinco hectáreas de yacimiento. Una auténtica ciudad ibérica que tuvo su apogeo en el siglo III antes de Cristo, de la que hemos podido recuperar piezas de enorme interés».

Este es el caso de los ocho plomos, el denominado «Vas dels Guerrers», ajuares funerarios de 80 tumbas, armas como falcatas y escudos y la Diosa Madre, una pieza de terracota procedente del santuario, sin duda el punto más singular del yacimiento, a donde peregrinaron durante ocho siglos pueblos de los alrededores para rendirle culto.

Ignasi Grau, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Alicante, subrayaba que la Serreta «es un lugar imprescindible para entender la sociedad y cultura ibérica en la franja del Mediterráneo. Algunos de los indicadores de la complejidad social se encuentran reflejados en este yacimiento, así como el papel que jugaban los santuarios a la hora de aglutinar el territorio. Contar con un santuario era sinónimo de capitalidad».

Las jornadas desarrolladas esta semana en Alcoy y Alicante han contado con la participación de expertos universitarios de Madrid, Jaén, Murcia y València, quienes han debatido sobre la importancia de este singular yacimiento.

Las jornadas, así como la conmemoración de este centenario, sin duda habrán contribuido a potenciar el interés por este yacimiento arqueológico, tanto en lo que respecta a la comunidad científica como al público en general. Cabe destacar que en el marco de las jornadas orghanizadas por el Museo Arqueológico de Alcoy y la Uniuversidad de Alicante también se desarrolló una visita al propio poblado de la Serreta.

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