Dicen que quien lo prueba repite, que se libera adrenalina y que al bajar se nota el suelo diferente. Las primeras veces marea y da cierto respeto, pero, a pesar de ello, cuando estás en lo más alto no puedes cerrar los ojos. Medio centenar de pilotos del Club Ultraligeros La Montaña, con sede en el aeródromo de Alcosser de Planes, han convertido estas experiencias en su afición y cuando disponen de un día libre sobrevuelan las comarcas de l'Alcoià, El Comtat y la Foia de Castalla, viajan a la costa e, incluso, han llegado al Pirineo. Un pasatiempo que a partir de ahora supondrá una herramienta más en la prevención y detección de incendios forestales, ya que el club ha alcanzado un acuerdo de colaboración con la Agrupación Contra Incendios Forestales (ACIF) de Alcoy, un compromiso que se ha materializado con un curso formativo.
El presidente de la entidad, Jordi Gutiérrez, el vicepresidente, Francisco Marcos, y el expresidente, Quique Blanes, han ofrecido la información necesaria al primer grupo de pilotos de la comarca. Una veintena de asistentes han aprendido a diferenciar columnas de humo, a fin de saber cuándo es necesario dar la voz de alarma, así como a recabar datos importantes para facilitar el acceso a los medios de extinción terrestres.
«Hace unos años actuábamos como entidad de voluntariado ambiental y salíamos a dar vueltas con los ultraligeros para detectar si había algún incendio», explica el presidente del club, Santiago Reig. Sin embargo, la falta de ayudas de las administraciones provocó que estas tareas desaparecieran. «Aún así, cuando hemos detectado humo o fuego hemos avisado -recalca- pero no realizamos salidas únicamente con ese objetivo».
Reig también es el responsable de la Escuela de Pilotos La Montaña, ubicada en el mismo aeródromo, la cual desde 2010 está funcionando de forma profesional y cuenta con «aviones mejores, más modernos y de mayor alcance, lo que nos permite ir más lejos».
A todo ello cabe sumar la intensa actividad que viene registrando el aeródromo de Alcosser en los últimos años y que «el incendio de Portugal nos impactó», recuerda. Por ello, la junta directiva del club empezó a plantear la posibilidad de aprovechar las salidas deportivas o de la escuela para recabar información en caso de detectar un incendio forestal.
El proyecto «lo planteamos a ACIF porque es una entidad de voluntarios muy importante», insiste Reig, y la idea fue acogida por la agrupación con gran aceptación, pues «nos pareció genial, ellos pueden desplazarse muy rápido y realizar una tarea importante a la hora de aportar información», matiza Jordi Gutiérrez.
En la actualidad el aeródromo cuenta con una docena de ultraligeros estacionados en sus cocheras, tres de los cuales son de la escuela de vuelo y se ofrecen para alquilar. Aunque al curso sólo asistieron una veintena de pilotos, de los cincuenta que forman parte del club, «tenemos previsto organizar nuevos talleres para que todos puedan contar con la formación necesaria», insiste Santiago Reig, así como extender el proyecto a otros aeródromos para «contar con el mayor número de voluntarios posibles» que vigilen y velen por los bosques desde un lugar privilegiado.
