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La cereza sigue sin levantar cabeza

El sector termina la campaña con una merma del 40% en la producción y unas pérdidas que superan los cinco millones de euros. Las lluvias del inicio de la temporada y el calor del final han resultado perjudiciales

La cereza sigue sin levantar cabeza

Se las prometía felices este año el sector de la cereza en la provincia, pero siempre hay algún imprevisto que termina arruinando las previsiones. Y es que la campaña se acaba de cerrar con una merma del 40% en la producción, lo que se ha traducido en unas pérdidas superiores a los cinco millones de euros. Las lluvias del inicio de la temporada y el calor del final han resultado negativas para una cosecha que tenía que haber alcanzado unos mayores rendimientos, después de la travesía en el desierto que supuso la larga y persistente sequía.

Las generosas precipitaciones registradas este pasado invierno ponían fin a la sequía que ha estado azotando a la agricultura de la provincia de Alicante a lo largo de los últimos cuatro años. En el caso de la cereza, los árboles, que habían llegado a una situación límite, recibían con alivio este riego, llenando de esperanza al sector de cara a la campaña que se iniciaba a finales del pasado mes de abril.

Sin embargo, las lluvias que tan beneficiosas fueron en invierno, se convertían en un elemento tremendamente perjudicial para las cerezas en ese arraque de la temporada. La cereza es una fruta extremadamente sensible al agua, dado que la agrieta y la deja inservible para la comercialización.

Y eso justo es lo que sucedió, puesto que las precipitaciones registradas cuando apenas se llevaba una semana de recolección arruinaron las previsiones que manejaban los agricultores. La incidencia fue más significativa si cabe si se tiene en cuenta que las primeras cerezas que salen al mercado son las que obtienen unos mejores precios. Y más este año, en que la fruta de la provincia de Alicante iba con adelanto respecto a sus más directos competidores, como es el caso del Valle del Jerte.

Las zonas que se vieron más afectadas por la merma de la producción fueron las Marinas y El Comtat, mientras que las de l'Alcoià y la zona de Villena corrían mejor suerte al contar con variedades más tardías.

Las altas temperaturas registradas al final de la campaña, por otro lado, también han resultado perjudiciales, sobre todo porque han acelerado la maduración.

Al final, la cosecha ha experimentado una merma del 40% respecto al potencial de los campos de cultivo, lo que se ha traducido en unas pérdidas económicas superiores a los cinco millones de euros.

El presidente de la Denominación de Origen Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, lamentaba lo sucedido «en un año que efectivamente se presentaba con unas buenas perspectivas después de la sequía que tuvimos que sufrir. Pero la realidad es que siempre termina pasando algo».

«El potencial -añadió- es de cuatro millones de kilos, pero no llegamos ahí porque hablamos de un cultivo muy delicado. De hecho, hace ya seis o cinco años que no conseguimos alcanzar unos registros cercanos a esa cifra, porque es muy complicado».

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