La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) celebraba el pasado viernes sus 50 años de vida, y lo hacía en Alicante, provincia considerada la cuna del sector y que aglutina la mayor concentración de empresas del territorio nacional. Ha sido medio siglo en el que la entidad ha desempeñado un papel decisivo en la expansión tecnológica y comercial de esta industria, logrando al mismo tiempo su reconocimiento tanto cultural como educativo.

Fue en 1967, en pleno auge de la industria y en diciembre, cuando los jugueteros constituían la que inicialmente se conocería como Agrupación Intersindical de Fabricantes de Juguetes, una entidad que se gestaba desde hacía tiempo por la necesidad de afrontar en unión retos comunes y peculiares, y con el objetivo de ser «un valiosísimo instrumento para el desarrollo de la industria juguetera en España, en orden a su perfeccionamiento y expansión, dentro y fuera de nuestras fronteras».

Desde un primer momento se buscó que esta agrupación aglutinara a los diversos territorios y a las grandes y medianas empresas, constituyéndose de forma inmediata una comisión para trabajar en una campaña de propaganda del «Día del Colegial» para combatir el que sigue siendo uno de los principales problemas del sector, como es la estacionalidad.

La entidad patronal tendrá entre sus funciones la información a clientes, compras conjuntas de materias primas, publicidad, comercio exterior y patentes y marcas, y el refuerzo del comercio exterior con la organización de participaciones agrupadas en las ferias internacionales de Nueva York, Montreal y Johannesburgo, entre otras.

En 1972 se celebran en Alicante las primeras jornadas técnico-comerciales de la industria del juguete, y en 1977 la asamblea general aprueba unos nuevos estatutos y el nuevo nombre de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes. En esos años se plantea por parte de la mayoría de fabricantes de muñecas de Onil que no están en la entidad la propuesta de pertenecer en bloque a la misma con una sola cuota, lo cual queda solucionado en 1980 cuando ingresan de forma individual.

En 1978 la asociación entra a formar parte del Consejo Internacional de la Industria del Juguete, y un año después entrega 100.000 juguetes a Unicef en un acto al que asiste la infanta Doña Margarita. También ese año se empieza a estudiar la conveniencia de redactar unas normas de publicidad aplicada al niño, como defensa para la publicidad del sector.

En 1984, junto a otros siete sectores, la AEFJ funda AENOR, consciente del papel crucial que la normalización juega en la seguridad del juguete, al tiempo que crea los premios Pajarita en reconocimiento a los medios y profesionales de la comunicación.

En 1985 se constituye la Asociación para la Investigación de la Industria del Juguete (AIJU), un instituto tecnológico de suma importancia para el desarrollo del sector, culminando un proceso emprendido por AEFJ con el apoyo del Ministerio y la Conselleria de Industria.

Más tarde, en 1988, se aprueba la primera directiva de seguridad de los juguetes, un texto que será la base de la legislación de seguridad que se aplicará al sector durante 20 años.

En 1996 se constituye la Fundación Crecer Jugando para promocionar el valor del juego, el mismo año en que la asociación abre unas oficinas en Ibi. Al ejercicio siguiente se alquila un espacio en el Toy Center, en la Quinta Avenida de Nueva York, para que las empresas monten showrooms permanentes. En 2000 se activa la primera campaña solidaria «Un juguete, una ilusión», para el reparto de juguetes entre niños desfavorecidos de países en vías de desarrollo.

Ya en 2010 se pone en marcha una campaña de desestacionalización con acciones tan impactantes como una manifestación de osos peluche frente al Ministerio de Cultura, que tiene como resultado el reconocimiento del sector juguetero como industria de interés cultural.

En 2015, dentro de esta misma línea, la asociación consigue que los diputados del Congreso firmen la «Declaración institucional con motivo del Día Internacional del Juego» para destacar la importancia primordial del juego en la vida de los niños y solicitar una mayor presencia del mismo en las aulas.