La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) descarta acometer el dragado del pantano de Beniarrés pese a la solicitud cursada en este sentido por los ayuntamientos del citado municipio y Planes. El organismo de cuenca ha desechado llevar a cabo esta actuación -que hubiese permitido recuperar la capacidad original del embalse-, argumentando motivos de complejidad medioambiental. Mientras tanto, el descenso de nivel ha sacado a la luz numerosas basuras y desperdicios acumulados bajo las aguas a través del paso de los años.

Tal y como anticipó este diario, los ayuntamientos de Beniarrés y Planes, en cuyos términos municipales se asienta el pantano, remitieron el pasado mes de septiembre una solicitud formal a la CHJ para que, aprovechando el bajo nivel del embalse como consecuencia de la sequía, procediera a ejecutar trabajos de dragado.

Esta es una vieja aspiración tanto de estas poblaciones como de las comunidades de regantes, que desde hace muchos años vienen reivindicando esta actuación con el objetivo de retirar la gran cantidad de cieno que se ha ido acumulando en la base de la presa. Los lodos han ido mermando la capacidad del embalse, lo que también reduce sus posibilidades a la hora de retener riadas.

Otra de las ventajas que ofrecería el dragado y a la que también hacían referencia los ayuntamientos que presentaron la solicitud es la mejora de la calidad de las aguas.

La petición había tropezado siempre con el inconveniente del elevado presupuesto y también de la necesidad de vaciar el pantano, lo que en la actualidad no era un obstáculo debido a que la sequía lo había dejado bajo mínimos.

Sin embargo, desde el organismo de cuenca se ha descartado, al menos de momento, emprender una operación de este tipo debido, según la información facilitada, a que es muy compleja desde el punto de vista medioambiental.Contraprestaciones

Tanto Planes como Beniarrés, por otro lado, reclaman contraprestaciones económicas por los problemas que el pantano acarrea a los ayuntamientos, caso de las plagas de mosquitos.

Paralelamente, el descenso de nivel ha dejado a la vista numerosas basuras y desperdicios que se han ido acumulando con el paso de los años bajo las aguas. Desde latas de refresco vacías hasta ruedas, bidones e incluso muebles, adornan en estos momentos las orillas del embalse. De entrada, no parece previsible que se desarrolle una operación de limpieza.