Hay ocasiones en que la materialización de los objetivos, de los proyectos, se eterniza. Supongo que ocurre en todas partes, pero en Alcoy se nota bastante. El Ayuntamiento, de hecho, lleva desde 1995 debatiendo fervientemente sobre industrias en La Canal sí o no, continuando en estos momentos las espadas tan en alto como el primer día. No ocurre lo mismo con la rotonda del acceso norte -la de Cocentaina-, pero ya lleva camino; de hecho, ya se ha cumplido dos años desde que se pusiera en marcha la maquinaria, sin que haya perspectiva alguna de concreción por el momento.

Fue entre el final del verano y el principio del otoño de 2014 cuando el Consejo Económico y Social concretó sus reivindicaciones en materia de infraestructuras, siendo la principal la construcción de esta rotonda. Con este proyecto, asumido sin fisuras por el Ayuntamiento, se pretende regular un punto muy conflictivo, que incluye la entrada y salida a la ciudad y, a la vez, al polígono de Cotes Baixes, el principal de Alcoy. Actualmente todo esto está controlado por una semi rotonda, que suele presentar multitud de problemas, especialmente en las horas punta, como han denunciado los empresarios en repetidas ocasiones.

El Ayuntamiento puso en marcha los procesos administrativos, pero, de entrada, se encontró con el veto de la Demarcación de Carreteras, que condicionaba su autorización a que Alcoy renunciase a la indemnización de 1,2 millones de euros que le corresponde por la cesión de la travesía de la N-340. Al final, se logró un acuerdo y el proyecto salió a exposición pública, que se saldó con un ligero cambio, al plantear el Ayuntamiento de Cocentaina un enlace directo para la zona industrial situada en la antigua explanación del ferrocarril.

Cuando todo parecía que el impulso era definitivo... el proyecto volvió a complicarse, hasta el punto que por un error de Carreteras tuvo que volverse a someter a información pública. De momento, según ha explicado el teniente de alcalde Manolo Gomicia, la autorización aún no es definitiva, por lo que todavía no hay plazo para el proyecto, que en cualquier caso se aplaza a 2017. «A finales de julio el alcalde y yo mantuvimos una reunión con Fomento, donde analizamos la cuestión de los permisos y también solicitamos colaboración en la financiación, sin que tengamos respuesta por el momento», manifestó Gomicia.

Sin embargo, el consistorio sí ha podido cumplir la segunda demanda que efectuaron los empresarios y el Consejo Económico y Social en su conjunto hace ahora dos años: el aparcamiento de camiones en Cotes Baixes.

Como se solicitó, esta zona ha quedado enclavada en la parcela situada a espaldas de Eroski y está operativa desde junio de 2015, con un área de servicios para los profesionales transportistas.