La seguridad de los juguetes debe ser protagonista con la llegada de la Navidad, pero la mayoría de los consumidores desconoce los aspectos básicos de este apartado. Así se pone de manifiesto en una encuesta realizada por la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) con la colaboración de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), en la que se concluye que el 40% de usuarios no sabe qué significa el pictograma de recomendación para menores de tres años y el 37% ingnora el sentido del marcado CE.

El etiquetado es la primera información sobre seguridad que recibe el consumidor, y debe ser determinante en su decisión de compra. Para que un juguete se pueda comercializar en los comercios de la Unión Europea debe llevar el marcado CE, que significa que el fabricante se hace responsable de la seguridad del producto. También debe constar la dirección del propio fabricante y, en su caso, del importador, y las advertencias necesarias para el uso seguro del producto, si las hay, que irán precedidas de la palabra «Advertencia» y estarán redactadas, al menos, en español.

Entre estas advertencias destaca la de los juguetes no destinados a niños menores de 3 años, que puede ser sustituida por un pictograma consistente en un círculo rojo tachado con la cara de un bebé y los números 0-3 (por años) o 0-36 (por meses). Sin embargo, el 40% de los usuarios encuestados afirma desconocer el significado de este símbolo.

Los juguetes dirigidos a niños menores de 36 meses han de cumplir una serie de requisitos específicos, como la ausencia de partes o bolas pequeñas, cuerdas largas, etc. Es imprescindible que los consumidores tengan en cuenta todas las advertencias de seguridad antes de comprar un juguete.

Desde la AEFJ, dentro del proyecto «Embárcate en un juego seguro», se recomienda acudir a establecimientos de confianza, leer todo el etiquetado del juguete y tenerlo en cuenta antes de decidir. Seguir cuidadosamente las instrucciones de montaje y uso del juguete y supervisar el juego de los niños, son otras recomendaciones que deben seguirse todo el año, no tan sólo en la época navideña.

Falsificaciones

La diferencia importante en el precio de un juguete respecto a otro al que se le parece debe encender las alarmas de los usuarios. Una empresa que no tiene reparos en falsificar un juguete, seguramente tampoco los tendrá a la hora de incumplir las normas de seguridad. El ahorro en costes, alertan desde la AEFJ, se traduce en un ahorro en seguridad.

Como revela la encuesta realizada por CECU, cerca de un 10% de los usuarios afirma haber comprado alguna vez, a sabiendas, un juguete falsificado.

Pero este comportamiento no sólo tiene un efecto directo sobre la seguridad de los niños, sino que también afecta al sector juguetero nacional, cuya principal concentración de empresas se encuentra en la Foia de Castalla. Concretamente, y como se ha informado ya en más de una ocasión, las falsificaciones destruyen el 13,7% del empleo directo de esta industria cada año en España.

Como apunta José Antonio Pastor, presidente de la AEFJ, «la seguridad en nuestros productos es algo indispensable por el especial cuidado que debemos tener con el público al que van dirigidos. Los juguetes falsificados no cumplen con la normativa de seguridad a la que están sujetos nuestros fabricantes, y además sólo buscan competir en precio sin tener en cuenta otros requisitos. El 16,6% de las ventas del sector en España se pierde por las falsificaciones». Por todas estas cuestiones, se pide un cambio de mentalidad en los usuarios.