Alcoy pulsó ayer el botón que activa la cuenta atrás para las Fiestas de Moros y Cristianos de 2017 en el marco de una multitudinaria fiesta que tuvo su epicentro en la Glorieta. Los festeros de las 28 filaes y centenares de alcoyanos se concentraron en el céntrico jardín para saborear las tapas y ver la evolución del concurso de olleta.

A primera hora de la mañana ya se vivían los primeros compases de la celebración con los desayunos. A medida que iban pasando las horas, el parque iba dando la bienvenida a más festeros que se pusieron a jugar a cotos, comer unos aperitivos o formar al ritmo de marchas moras o cristianas.

A mediodía, y cada uno en sus respectivas parcelas, los componentes de la media luna y del bando de la cruz comieron al aire libre, siempre con la supervisión de unas nubes que dibujaron en varios momentos un panorama gris en el cielo pero al final los claros se impusieron y no hubo ni rastro de lluvia.

A las cuatro de la tarde los cocineros de las 28 formaciones recibieron los principales ingredientes para elaborar el plato típico alcoyano: la olleta.

A fuego de leña y a ritmo lento, se fueron cociendo las legumbres, la carne y la verdura hasta que llegó el momento de presentar el plato en el templete de la Glorieta, donde un jurado saboreó las propuestas ofrecidas para decidir qué fila había cocinado la mejor olleta.

Mientras en las grandes ollas grises, y al calor de la llama, se iban fusionando los sabores de la gastronomía alcoyana, los festeros y los alcoyanos iban formando corrillos de tertulias comentando que tan solo restan 181 días para que las tropas del bando de la cruz y los componentes capitaneados por Al Azraq bajen por la calle San Nicolás para conquistar la ciudad. Eso será el próximo 22 de abril, cuando se dé inicio a la Trilogía en homenaje a San Jorge. Pero ayer, se puede decir que los festeros pudieron tener un ensayo en el escenario real de la representación porque, por una parte, durante el día pudieron formar en la Glorieta y ya por la noche, desfilaron por la calle San Nicolás y la avenida País Valencià hasta terminar en la plaza de España.

Las «entradetes» escribieron el punto final a un día «que ha sido espléndido» y «sin incidentes», afirmó Juan José Olcina, presidente de la Asociación de San Jorge.

Una jornada que se vivió con mucha intensidad por parte de los cargos y los festeros en general pero también por un grupo de touroperadores japoneses que se desplazaron desde el país nipón hasta la capital de l'Alcoià para conocer la esencia del aviso de que tan solo faltan seis meses para que la ciudad regrese al siglo XIII y conmemore la batalla entre los moros y los cristianos.