El objetivo de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de poner en marcha el Centro de Enfermos Mentales (CEM) de Alcoy antes de fin de año corre un importante riesgo, toda vez que el Ayuntamiento aún no ha podido formalizar la recepción de las obras de construcción. «Estamos pendientes de documentación que tiene que aportar la constructora, lo que lo mantiene todo paralizado», según ha explicado la concejal de Bienestar Social, Aroa Mira, a este diario.
La cierta «maldición» que ha rodeado a este proyecto desde que el 4 de agosto de 2010 la consellera Angélica Such y el alcalde Jorge Sedano pusieran la primera piedra en el Barranquet de Soler, se mantiene vigente. Esta infraestructura social y sanitaria, reclamada de forma insistente por los colectivos vinculados con los enfermos mentales, tenía que haber estado lista en un año, pero los problemas con la financiación -de 3,6 millones de euros y que debía adelantar el Ayuntamiento- acabaron bloqueando el comienzo.
De hecho, los trabajos en su totalidad no llegaron a quedar concluidos hasta el último tramo de 2015, momento en que se pudo poner en marcha la maquinaria de cara a su apertura. Así, el pleno del Ayuntamiento, ante la imposibilidad de hacer frente a un coste de mantenimiento estimado en 2 millones anuales, aprobó, con el acuerdo de todos los grupos, solicitar a la Generalitat Valenciana que asumiera la gestión, una iniciativa que fue formalmente aceptada a principios del pasado mes de mayo.
La vicepresidenta de la Generalitat Mónica Oltra expresó entonces y en varias ocasiones con posterioridad su objetivo de que el complejo pudiera estar operativo durante el último trimestre de este año, una aspiración que va a resultar complicada de cumplir. En estos momentos, el Ayuntamiento de Alcoy aún no dispone de la titularidad del complejo, ya que la empresa no ha formalizado la cesión. «La constructora nos tiene que aportar la documentación que falta», indicó Aroa Mira, lo que pondrá en marcha el mecanismo municipal: los técnicos deben efectuar los informes pertinentes para la aceptación, que posteriormente tiene que ser validada en comisión y pleno.
A partir de ahí, el expediente pasará a la Generalitat, que a su vez tendrá que efectuar el correspondiente proceso de aceptación, tras el cual se efectuará el equipamiento del edificio para la apertura. Con todo este camino por recorrer, se antoja complicado que este mismo año el CEM esté operativo, lo que supondrá un verdadero contratiempo para los usuarios y sus familias.
El CEM va a prestar servicio a las comarcas de l'Alcoià, El Comtat y la Foia de Castalla, habiendo sido concebido para contar con 40 plazas de residentes y 20 de centro de día, lo que supone dos modalidades de atención para intentar cubrir las necesidades de servicio.
