La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha cerrado el pantano de Beniarrés para los regantes, y en la actualidad sólo libera agua para mantener el caudal ecológico del Serpis. Las aportaciones al río se han reducido a los 80 litros por segundo con el objetivo de preservar el escaso hectómetro cúbico que almacena el embalse, situado al 5% de su capacidad, y evitar al mismo tiempo la muerte de la fauna piscícola. La medida afecta a 40.000 hanegadas, en su mayoría de naranjos, de la comarca valenciana de la Safor, para las cuáles ya se está recurriendo a los pozos de sequía.
Habría que remontarse a 1964 para encontrar unos registros más bajos en el pantano de Beniarrés. La aguda y prolongada sequía ha propiciado que el embalse se encuentre en estos momentos a un 5% de su capacidad con poco más de un hectómetro cúbico, con lo que presenta un aspecto desolador.
Esta preocupante situación no es otra cosa que un empeoramiento de las condiciones extremas que llevaron semanas atrás a la CHJ a declarar la máxima emergencia por sequía en el sistema de explotación del Serpis, lo que ya anticipaba la adopción de medidas restrictivas, sobre todo para los regantes.
Las peores previsiones se han acabado cumpliendo y, según la información facilitada por el organismo de cuenca, el pantano de Beniarrés, por acuerdo de la Comisión de Desembalse, ha quedado cerrado para el riego, y sólo deja ir 80 litros por segundo, que es el caudal mínimo para el mantenimiento del caudal ecológico previsto en el vigente Plan Hidrológico.
Esta medida, lógicamente, ha acrecentado la preocupación en las dos comunidades de regantes de la comarca valenciana de la Safor, que se abastecen principalmente de este río.
La semana pasada el Gobierno de España aprobó una partida extraordinaria de 350.000 euros para perforar pozos en el término de Villalonga y suministrar agua de los acuíferos a la Comunidad de Regantes de los Canales Altos del Serpis, que gestiona el agua para unas diez mil hanegadas de Villalonga, Ador y Palma de Gandia.
Desde principios del verano, la Comunidad de Regantes de los Canales Bajos del Serpis, con cerca de treinta mil hanegadas adscritas a su sistema, recurre a los pozos de sequía, dado que el caudal del Serpis se ha ido reduciendo paulatinamente.
Esta situación de sequía que ya se prolonga tres años ha llevado a ambas entidades a tomarse en serio la necesidad de poner fin al riego «a manta», aquel que se produce por inundación de los bancales y que requiere grandes cantidades de agua. En la de los Canales Bajos la intención de la directiva es que para principios de 2019 todas las parcelas a las que suministra ya cuenten con el goteo, de manera que, además de ahorrar caudal, también permitiría dejar de mantener la red de acequias existente ahora.
En esta comunidad de regantes entienden que ese esfuerzo, que implica necesariamente inversiones por parte de los propietarios de las parcelas, debería trasladarse cuanto antes a los Canales Altos, dado que ambos consumen del mismo río y no sería justo que unos agricultores adopten medidas para ahorrar agua y otros no lo hagan.
Los regantes, que desde hace semanas han reducido al mínimo imprescindible el aporte de agua para alimentar a los naranjos, también consideran necesario un cambio en la gestión del caudal almacenado en Beniarrés, evitando, en la medida de lo posible, que en octubre se tenga que desembalsar agua, como ocurre en años húmedos en cumplimiento del protocolo dirigido a evitar inundaciones. Señalan los regantes que, con las actuales previsiones meteorológicas, habría tiempo para desembalsar agua desde antes de que empezara a llover.
En lo que respecta al sistema de explotación de la Marina Baixa, para la cual también se ha declarado la máxima emergencia por sequía, hay que señalar que el embalse de Amadorio se encuentra al 8,7% de su capacidad con 1,39 hectómetros y el de Guadalest al 14,7% con 1,91.
