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Presidente de Socidrogalcohol

Francisco Pascual: «No soy un juez, por eso pido a mis pacientes que cuenten todo lo que tengan que contar»

Francisco Pascual fue elegido recientemente presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol

Francisco Pascual en su consulta de la Unidad de Conductas Adictivas, ubicada en el Centro de Salud Pública de Alcoy. juani ruz

Tenía claro que no quería pasar su vida detrás de una mesa rellenando recetas. Sin apenas experiencia profesional, Francisco Pascual se adentró en el mundo de las adicciones en el año 87 de la mano del Grupo de Alcohólicos (GARA). Allí trabajó como médico durante algunos años y en la actualidad continúa colaborando de forma activa con la entidad.

¿Cómo fue? ¿Cómo decidió orientar su carrera laboral a las conductas adictivas?

Casi por casualidad. Me licencié en el 85 y cuando acabé la «mili» me enteré de que el GARA necesitaba un médico. Fui a hacer la entrevista y expliqué cual era mi disponibilidad y me dijeron que me iban a pagar 20.000 pesetas al mes (sonríe al recordar la anécdota).

¿Sale un médico de la universidad preparado para atender este tipo de pacientes?

Cuando empiezas en esto lo poco que se estudia en la universidad del tema es insuficiente. Tienes mucho que aprender y, la verdad es que me sirvió mucho la experiencia de los usuarios y de sus familias. Las adicciones afectan no sólo al paciente, sino también a su entorno familiar, muchas veces venían las esposas a explicarme el problema y a informarse de cómo les podíamos ayudar.

¿Qué es lo más importante para trabajar con personas que padecen adicciones?

La base es el trabajo multidisciplinar. El trabajo en equipo, tratar la adicción, cambiar la conducta de vida, conseguir la reinserción..., es muy importante ver la medicina como algo muy humanístico.

¿Cómo ha evolucionado en estos años el perfil de las personas que requieren ayuda?

Bueno, cuando yo empecé trataba a personas que padecían adicción al alcohol. Ahora, cada vez más, los alcohólicos también tienen otro tipo de conductas adictivas o consumen a la vez otro tipo de sustancias. En los últimos años, cada vez hay más personas con problemas de adicción a los opiáceos u otros medicamentos para aliviar el dolor o a los tranquilizantes.

En este sentido, ¿están buscando alguna solución para frenar de algún modo la adicción a fármacos?

Desde la Unidad de Conductas Adictivas de Alcoy colaboramos con la Unidad del Dolor de Elda y vamos a empezar a relacionarnos con especialidades como Oncología.

¿Cuándo empezó a funcionar la Unidad de Conductas Adictivas?

En Alcoy fuimos la experiencia piloto en 1990 y en 1998 la Generalitat sacó el decreto para toda la Comunidad Valenciana y accedimos a una plaza para dedicarnos exclusivamente a este tema.

Pero usted sólo lleva seis años en la unidad de Alcoy...

Con la plaza en propiedad lo lógico era que me hubiese quedado en Alcoy, pero fue un momento de crisis y decidí coger la plaza en Alicante. Allí estuve seis meses y me trasladé a Elda, donde ejercí como subdirector médico seis años. En este puesto aprendía mucho sobre gestión y también de lo que no se debe hacer, como que la política y lo sanitario nunca deberían estar unidos, así que decidí dejar la gestión.

¿Es entonces cuando asume la coordinación de la Unidad de Conductas Adictivas?

Sí. En realidad tenía que reincorporarme a la de Alicante, pero la persona que estaba en Alcoy pidió un traslado y pude incorporarme. Y aquí llevo seis años.

¿Cómo resume esta última etapa?

Bueno, aquí he aprendido mucho sobre la adicción a la heroína y los programas de metadona. He encontrado a tres compañeras maravillosas y que me han ayudado a aprender a tratar a las personas como personas.

¿A qué se refiere?

Las personas adictas están muy estigmatizadas y provocan rechazo, pero son un paciente más y cualquiera puede tener un problema de adicción. Hay que dejar claro que puede ser tratado.

¿Ese es uno de los objetivos que plantea Socidrogalcohol?

Sí, claro. Éste es uno de lo objetivos que tiene la sociedad que presido. Otra idea es la coordinación de los servicios y la colaboración con ONG porque también es nuestra tarea formar a voluntarios. Además, la investigación, la prevención, la formación, la reivindicación y, sobre todo, la coordinación con otras sociedades científicas son otros pilares.

¿Cómo trabaja la sociedad que preside?

Lleva 45 años funcionando y la fundaron un grupo de profesionales que empezaron a estudiar y a publicar sobre el tema. Intentamos tener contacto directo con los medios, queremos generar un observatorio de drogas a nivel práctico para cuando se detecte un caso se comunique..., la sociedad tiene delegaciones en cada comunidad autónoma, intentamos ofrecer una formación mínima y trabajamos con colegios de psicólogos, trabajadores sociales... Desde la sociedad no queremos transmitir el problema, sino dar a conocer que hay salida, esto, por supuesto, también es muy importante.

¿Es difícil trabajar con este tipo de pacientes?

En la unidad, nosotros trabajamos mucho la entrevista motivacional. Cuando entra un nuevo paciente a mi consulta lo primero que le digo es que yo no soy un juez, que me cuente lo que me tenga que contar. No puedes machacarles, tienes que hacer una escucha reflexiva y que el paciente acabe dándole la vuelta.

¿Ese es el secreto?

Sí, la escucha es muy importante. Nuestro trabajo es como una partida de pin-pon, sueltas la pelota y a ver por donde te la devuelven

¿Aumenta el número de personas que demandan ayuda?

En los últimos años se mantiene, atendemos más de 100 visitas nuevas al año. Pero cambia más el perfil que el número de pacientes. Y no es que crezca sino que cada vez se diagnostican más, aunque la gente sigue teniendo miedo a contar su problema. En el caso del alcohol, 9 de cada 10 casos no se diagnostican nunca.

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