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Solidaridad animalística

María Molina recauda 700 euros para la Protectora vendiendo 64 retratos de mascotas

Solidaridad animalística

El número de abandonos de animales de compañía se ha incrementado en los últimos tiempos, dando lugar a situaciones extremas que complican mucho el trabajo y la dedicación de la Protectora de Animales y Plantas de Alcoy. En este contexto, todas las iniciativas que contribuyan a ayudar a la entidad son bienvenidas, y la última de ellas, además totalmente original, ha permitido recaudar 700 euros.

La ilustradora y diseñadora María Molina ha sido la promotora y artífice de un proyecto que ha consistido en la confección de retratos de mascotas, que los propios dueños se han encargado de adquirir. Según manifestaba la propia artista, «el tema era hacer las ilustraciones y, con su venta, cubrir los gastos de los materiales empleados y ayudar a la Protectora. La verdad es que la respuesta ha sido masiva, porque al final han sido 64 los retratos que he realizado».

Las obras, en que aparecen perros, gatos y pájaros, se pueden admirar hasta el próximo viernes en la Sala Ágora en dos estilos distintos. «Dependiendo del gusto de los propietarios, he combinado los retratos realistas con otros en que he aplicado coloraciones distintas a las de los animales», enfatizaba Molina.

Detrás de cada una de las mascotas, además, se esconden historias entrañables. Pistón y Noah son dos perros que han encontrado un hogar con Lidia Miró y Mario Raña. Mientras el primero de los canes estaba en el albergue, el segundo era de un indigente que no podía mantenerlo.

Ángeles Ruíz cuenta con la perrita Maika, que la ayudó en una terapia de duelo. También Rin es de su propiedad, y lo adoptó para salvarlo del sacrificio al que estaba destinado por pertenecer a una gran camada. Hoy está siendo adiestrado como perro de rescate de los bomberos.

Inmaculada Sierra, por su parte, tiene a Ringo, un loro que adequirió cuando era un pollo, y al que crió a base de papillas. «Lo queremos con locura», resalta.

Roberto Sempere y su familia tienen al gato Chulo y al perico Pepe, el cual «se metió en nuestra casa y allí quiso quedarse».

Pero quizá la historia más enternecedora es la de Pussy, una perrita que tiene este nombre por la cantidad de pulgas que tenía cuando llegó totalmente raquítica al albergue. La adoptó Maite Abad, de la Protectora, después de batallar con sus antiguos propietarios «que la querían pese al estado en que había llegado».

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