Las fiestas están en marcha, habiendo configurado una ciudad que, sobre todo en la Zona Centro, está literalmente «sitiada», una situación que se prolongará hasta la madrugada del lunes, cuando todo vuelva a la normalidad. Desde ayer tarde, además, está operativo el despliegue de seguridad pactado con la Delegación del Gobierno, que incluye hasta 1.200 efectivos, entre todos los turnos, y a los que a última hora se han sumado 37 agentes de Policía Local de otras poblaciones.

La actividad era ingente a las ocho de la mañana de ayer. Los servicios de FCC se afanaban por dejar relucientes las calles, mientras la Policía Local y diferente personal municipal, especialmente integrado por las brigadas, trabajaban en el montaje de las últimas piezas del puzzle del entramado festero y en la preparación del corte de tráfico, que empezaría a consumarse a media mañana, de forma progresiva. A ello contribuyó que el puente Fernando Reig estuviese abierto a la circulación en ambos sentidos desde primera hora, cumpliéndose el anuncio de la empresa encargada de las obras.

A media tarde, el cierre era completo, tanto en el Centro como en Cervantes -donde están los tradicionales tenderetes-, en una situación que se mantendrán hasta la madrugada del próximo lunes, cuando haya terminado la Aparición y los «soparets».