La carretera de la Llacuna que intentó comunicar Villalonga y l'Orxa encontró un gran rechazo de grupos ecologistas porque suponía abrir un nuevo vial en plena montaña protegida. La Generalitat, y también los dos ayuntamientos implicados, la consideraron viable y argumentaron que era imprescindible para poder habilitar como vía verde, sin tráfico de vehículos a motor, la plataforma del antiguo ferrocarril Alcoy-Gandia.
La carretera, aunque a medias, se hizo, pero no se ejecutó la Vía Verde del Serpis, un proyecto que ahora, una vez más, intentan desbloquear los alcaldes de los 12 municipios implicados. s. s.