Las Fiestas de Moros y Cristianos siguen su curso en Castalla pese a las amenazas de lluvia. Los festeros y festeras disfrutaron ayer de una jornada marcada por el estruendo de los arcabuces y la tradicional «Ballà de les Banderes».

Las inclemencias meteorológicas mantienen en alerta a los vecinos de Castalla desde el inicio de sus Fiestas. La presidenta de la Agrupació de Comparses, Sonsoles Luna, apuntó que los únicos cambios han sido el retraso de una hora de la Entrada y la posterior procesión, la cual también sufrió una pequeña modificación en su recorrido debido a los daños causados por el agua en un inmueble del casco antiguo.

Con todo, los festejos continuaron ayer con una jornada en la que el fuerte olor a pólvora y el estruendo de los arcabuces impregnaron el municipio y anunciaron las primeras batallas entre el bando moro y el cristiano.

La tradicional «Ballà de les Banderes» volvió a ser uno de los actos que mayor número de espectadores congrega y en el que los capitanes de cada comparsa ondearon sus estandartes en la plaza Mayor.

Sonsoles Luna destacó que «durante estos días se dispararán 407 kilos de pólvora», así como que en cada alardo participan unas 150 personas.

Tras un receso para comer y coger fuerzas, las huestes moras iniciaron una nueva guerrilla desde el convento, mientras los cristianos avanzaron desde iglesia. Ambos bandos concluyeron ante la Casa del Fester, donde tuvo lugar la Embajada del Moro.

La primera jornada de batallas acabó con la conquista mora y dando paso a hoy, un día marcado por los actos en honor a la Virgen de la Soledad, destacando el desfile infantil, a las 12.30 horas, y la ofrenda a la patrona, a las 19.30.