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La falta de lluvias complica la regeneración de los montes afectados por los incendios

La sequía retrasa el crecimiento del arbolado y amenaza con favorecer plagas como el tomicus

Una vegetación todavía muy incipiente en Sotarroni. JUANI RUZ

La sequía está complicando la regeneración de los montes de la provincia afectados por los incendios forestales. La falta de lluvias retrasa el crecimiento del arbolado, al tiempo que amenaza con favorecer la propagación de plagas como el tomicus. Más de 3.300 hectáreas quemadas en los últimos tres años se encuentran pendientes de evolución, si bien las más afectadas por la escasez pluviométrica son las situadas en el interior norte.

Algunos de los más grandes incendios forestales registrados en la provincia han coincidido con la época de extrema sequía que se sigue padeciendo en la actualidad. Esa circunstancia está repercutiendo de forma negativa en la regeneración de los montes, toda vez que las plantas, pero principalmente el arbolado, están tenido dificultades para desarrollarse de forma conveniente.

Según explicaba a este diario el profesor y biólogo Carles Mansanet, «es evidente que la falta de lluvias puede retrasar el crecimiento de los pinos, y en casos extremos incluso llegar a secarlos». Otro factor que también trae consigo la falta de lluvias son las plagas. Según sus palabras, «la vegetación en estas condiciones está más debilitada y expuesta a enfermedades como la del tomicus, que ya está causando graves daños en los pinares del sur de la provincia».

Entre los términos municipales de la Torre de les Maçanes, Penàguila y Benifallim, donde el fuego quemó 600 hectáreas en 2012, los pinos están teniendo problemas para crecer de manera adecuada, y también tienen dificultades, aunque en menor medida, en la zona de Serelles en Alcoy, dentro del parque natural de Mariola, donde ese mismo año ardieron 573 hectáreas. En ambos casos la retirada de la madera quemada por medios mecánicos ha repercutido asimismo de manera negativa en la regeneración por las afecciones sobre el terreno.

En Sotarroni, también en Mariola, con 17 hectáreas quemadas, y en el Montgó, con 440, la regeneración todavía es incipiente debido a que los incendios se registraron el año pasado. Además, por parte del Ayuntamiento de Xàbia, se han introducido especies como los acebuches y las carrascas. También la regeneración, lógicamente, es escasa en la Vall d'Ebo, donde ardieron 1.700 hectáreas en mayo de este mismo año. Con todo, en la Marina Alta las lluvias están siendo más generosas.

En cualquier caso, y de forma paradójica, en algunos casos la sequía puede ser beneficiosa. «En los lugares en que los pinos han proliferado en número excesivo tras un incendio llega a venir bien, puesto que favorece los procesos de selección», dijo Mansanet.

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