Desde 2006, el CEEI Alcoy viene realizando estudios de vocación emprendedora entre los jóvenes estudiantes de institutos, un período que ya es lo suficientemente amplio para ofrecer conclusiones. El balance de 2014, presentado ayer, ofrece datos significativos, como que el interés de los jóvenes por trabajar en empresas públicas, en teoría «más seguras», ha caído del 45% en 2009 al 22% en 2014; en cambio, se dispara la inquietud por impulsar un negocio propio.

Roberto Payá, director del CEEI Alcoy, explicaba como conclusión de este último ejercicio que «se mantiene la tendencia, con un crecimiento de la propensión hacia el autoempleo. Se valora mucho más ser empresario y dueño de su propio destino en vez de ser funcionario».

Estas afirmaciones se fundamentan en la encuesta de este año, elaborada entre 211 jóvenes de institutos de l'Alcoià, Comtat, Alacantí, Marina Baixa, Vall d'Albaida, Costera y Foia de Castalla, que han sido interrogados sobre su perspectiva profesional y su perfil emprendedor. De entrada, el 73% admite tener iniciativa propia de forma habitual y más del 50%, espíritu aventurero, lo cual se entiende como muy positivo de cara a un futuro «empresario». En cuanto al trabajo ideal, el 22% optaría por un puesto de trabajo estable en una empresa pública (la mitad que en 2009), mientras que el 38% aspira a un negocio propio; un 16% quiere ser ejecutivo en una empresa privada.

Acerca de cómo ven su futuro, un 10% lo estima como funcionario, el 32% trabajando para una gran empresa, el 26% en un empleo estable y seguro y el 32%, trabajando por su cuenta.

Un aspecto que se valora de forma muy destacada se basa en que «hemos corroborado que el 95% de los encuestados afirma tener conocimientos sobre el mundo de la empresa, bien por las prácticas, bien porque ha trabajado bien porque ha tenido la asignatura». Otro dato que se entiende fundamental estriba en que «el 10% afirma tener vocación emprendedora» como lo más importante a la hora de lanzar un proyecto.

De la evolución registrada desde 2006, se observan ya tendencias claras, con oscilaciones marcadas por lo más hondo de la crisis. Por ejemplo, el 50% expresaba en 2009 su gusto por los retos, un porcentaje que se hundió al 30% en 2011 y que se ha recuperado en los tres últimos años en torno al 38%. En cuanto al trabajo ideal, Payá hizo hincapié en las dos tendencias observadas, antes y después del epicentro de la crisis; en 2006, el 47% quería tener su propio negocio, mientras el 20% apostaba por trabajar en una empresa pública, unos porcentajes que literalmente se invirtieron en 2009. Ahora, la voluntad de poner en marcha una actividad propia se sitúa en torno al 38% mientras la de la empresa pública ha caído al 22%.

Esta misma disminución se ha observado en la intención de los jóvenes a la hora de convertirse en funcionarios, ya que mientras el 34% buscaba convertirse en funcionario en 2006, este porcentaje ha caído en torno al 10% en los últimos tres años.

Roberto Payá, además, ha hecho hincapié a la hora de señalar dos cuestiones observadas en el CEEI en los últimos tiempos en torno al emprendedurismo. La primera, se refiere al entorno. «Hay que generar un ambiente emprendedor, aprovechando que hay en torno a un 38% de vocaciones concretadas. Para eso hace falta más flexibilidad de las administraciones públicas, ya que vivimos en un país enrevesado a la hora de poner en marcha las empresas; a veces te hacen pagar sin saber siquiera si vas a ganar algo. Y luego está la capacidad para obtener recursos económicos, que en España ha despertado hace poco mientras lleva décadas en USA y Europa».

Por otro lado, Payá indica que en los últimos años se ha detectado «mucho autoempleo y empresas que se crean por necesidad, no por vocación. De lo que se trata es de incentivar el espíritu emprendedor, no el montaje de nuevas empresas por necesidad, algo que ha impulsado la crisis y no es tan favorable como podemos llegar a pensar».