El pasado 9 de septiembre, en plenas vísperas de las Fiestas, el concejal del CDL abandonó el pleno, criticando el horario de convocatoria de las sesiones y acusando abiertamente a la alcaldesa de incumplirlo, como habían hecho en anteriores ocasiones los grupos de la oposición. Aquél día, Valls pidió la dimisión de la alcaldesa, en lo que parecía un aviso baldío que se diluiría durante los Moros y Cristianos. Nada más lejos de la realidad. El 18 de septiembre Valls renunciaba a sus cargos en el gobierno y abría la puerta a una posible moción de censura, iniciándose de inmediato los contactos entre ADIi, PSOE, EU y el propio CDL. Tras varios aplazamientos, Valls -a través de este diario- destacaba ayer que se inclinaba por la moción de censura, algo que no llegaría a suceder. Los contactos internos en el PP, incluso a nivel autonómico, acabaron cerrando el acuerdo con el CDL... sin Parra. M. C. / P. R.