La Conselleria de Educación derribará el edificio desalojado hace más de dos años en el colegio Rico Sapena de Castalla debido al alto coste que supondría su rehabilitación. Las obras en este sentido está previsto que se lleven a cabo este próximo verano, una vez concluya la actividad escolar. El Ayuntamiento, por su parte, tendrá que ceder unos terrenos para la construcción de una nueva escuela, si bien de momento no hay fecha para que esta actuación se lleve a cabo. Los alumnos desalojados, mientras tanto, tendrán que seguir en aulas prefabricadas.

Tal y como ha venido informando este diario, uno de los edificios del colegio Rico Sapena fue desalojado en octubre de 2010 a causa de las deficiencias detectadas en algunos de sus pilares. Desde ese momento, los alumnos de cuarto, quinto y sexto de Primaria se ven obligados a asistir a las clases en aulas prefabricadas, con las consiguientes incomodidades que ello supone.

El Ayuntamiento estaba a la espera de conocer un informe realizado por la Conselleria de Educación sobre el estado del inmueble, cuyos resultados ya han sido comunicados a la alcaldesa, Maite Gimeno, de manera extraoficial. Según explicaba, "a falta de tener la documentación en nuestras manos, ya podemos avanzar, no obstante, que el edificio tendrá que ser derribado".

Gimeno señaló que los técnicos no han detectado aluminosis en los pilares como podía temerse en un principio, "pero de cualquier forma, los costes de la rehabilitación superarían lo que vale construir otro edificio nuevo".

En principio, y a falta de nuevos informes de los técnicos de la Conselleria, los trabajos de demolición se llevarán a cabo este próximo verano, una vez concluyan las clases del presente curso.

El Ayuntamiento tendrá que ceder unos terrenos para posibilitar la construcción de un nuevo colegio, toda vez que se ha descartado emplazarlo en su ubicación actual. Según la alcaldesa, "disponemos de suelo a tal efecto en la partida de La Llauria, muy pegada al casco urbano, por lo que no habrá problema en este sentido".

Donde sí habrá dificultades será a la hora de que la nueva escuela se convierta en realidad, dado que no hay plazos y las dificultades económicas de la Generalitat hacen temer lo peor. "Presionaremos para que se haga cuanto antes, aunque somos conscientes de que puede tardar varios años. Con todo, al menos ya sabemos a a qué atenernos", indicó Gimeno.

El Bracal lleva cinco años esperando

La situación que vive el colegio Rico Sapena de Castalla empieza a parecerse mucho a la del Bracal de Muro, que fue derribado hace cinco años al detectarse aluminosis en su estructura. Desde entonces, los escolares asisten a clase en aulas prefabricadas a la espera de que la Conselleria de Educación construya un nuevo centro escolar, para lo cual sigue sin haber fecha pese a las persistentes reivindicaciones. Los barracones, además, no presentan precisamente las mejores condiciones, toda vez que tienen graves problemas de goteras.