Los usuarios habituales del paraje de Sant Antoni han sido los que han dado la voz de alarma sobre el creciente desvalijamiento que se está produciendo en torno a la ermita, cuya acción más espectacular ha sido sin duda el robo de la campana, detectado en fechas recientes, según ha podido saber este diario. El hecho ha sido notificado el departamento municipal de Medio Ambiente y, previsiblemente, el Ayuntamiento interpondrá la correspondiente denuncia, como está haciendo en todo los casos.

A las letras de bronce desaparecidas del cartel del polideportivo Francisco Laporta, primero, y de la escultura de Cervantes, después, se suma ahora el desvalijamiento de todos los ornamentos metálicos exteriores de la ermita de Sant Antoni.

Este recinto, situado a 912 metros de altitud en el parque natural de la Font Roja, ha visto cómo le ha desaparecido en las últimas semanas la campana, que se estima era más que centenaria. "No era muy grande, pero siendo de bronce tenía que tener un peso importante, por lo que pensamos que debió intervenir una grúa para poder desmontarla y llevársela", explicó a este diario uno de los usuarios habituales de la zona, que ha denunciado la situación.

En segundo lugar, se han echado en falta las canalizaciones que recorrían la fachada, de cobre, que recogían las aguas pluviales y contribuían a evitar el deterioro del inmueble. En tercer lugar, en la acción probablemente más descabellada, los ladrones se han apoderado de la barra metálica que marcaba las horas en el reloj solar, que obviamente ha quedado sin uso.

La ermita de Sant Antoni tiene elementos góticos y parte de su estructura se remonta al siglo XIV, si bien el templo actual es del XVIII. Se trata de un monumento protegido y fue restaurado por el Ayuntamiento en los años noventa.