El Ayuntamiento de Onil ha anunciado su intención de rehabilitar los antiguos refugios de la Guerra Civil, con la finalidad de conservarlos y convertirlos, al mismo tiempo, en un reclamo turístico. Los habitáculos, todos ellos subterráneos, se encuentran en bastante buen estado, y el objetivo municipal es transformarlos en museos que relaten su historia y la del conflicto bélico.

Onil acogió durante la Guerra Civil la construcción de varios refugios subterráneos, con el objetivo de proteger a la población de posibles ataques aéreos. De los distintos habitáculos habilitados destaca el que se encontraba situado junto a la ermita de San Antonio, cerca de la cruz; el de la calle Cervantes, denominada también calle de la Enseñanza; y el situado entre la casa de Cristóbal Pastor y Berjusa, hoy en día local de los Moros Artistas. En la fundición, dentro del mismo edificio, estaba el más largo de todos y más profundo. También en la calle Las Eras había un refugio conocido como La Venícula, y otro muy próximo al actual colegio Virgen de la Salud. Destacaban, asimismo, el de la plaza Mayor, el de la iglesia o plaza de abastos y el de la plaza del Carmen.

Lo paradójico del caso es que, pese a la amplia red de refugios subterráneos, Onil no sufrió nunca ningún ataque aéreo durante la guerra, aunque sí que sonaron en varias ocasiones las alarmas por el paso de aviones cuando se dirigían a bombardear Alcoy.

Con todo, el alcalde de Onil, José Ramón Francés, ha manifestado su intención de que este patrimonio no quede en el olvido. Así, y dentro de las iniciativas para fomentar el turismo,"queremos rehabilitar los refugios y convertirlos en museos que relaten su historia". El primer edil visitó esta semana uno de los habitáculos acompañado por el encargado de la restauración, Antonio Torregrosa.

Fábricas de muñecas para hacer aviones

Onil, durante el conflicto armado, se convirtió en un importante centro de fabricación de aviones de guerra. Las fábricas de muñecas y de alfarería que había en aquel entonces en el municipio se reconvirtieron para transformarse en talleres destinados a la construcción y montaje de aeroplanos.

La fundición de hierro, asimismo, se dedicó a la fabricación de bombas de aviación, las cuáles se enviaban a Madrid para la carga de explosivos. En la parte sur de Onil, justo en la llanura de la Marjal, se habilitó un campo de aviación, se dice que de los más estratégicos en territorio valenciano.

Todas estas infraestructuras explican la amplia red de refugios construida en el municipio. M. V.