El elemento emblemático del santuario es, sin duda alguna, la escultura de la Virgen de los Lirios -la Inmaculada Concepción- que corona el edificio del santuario, construido por Vicente Pascual entre 1922 y 1925, y que, en contra de lo que se pensaba, fue fundida a partir de un bloque de cemento, tal y como reveló este diario el pasado mes de mayo.

La escultura se pensaba que era de sillería, pero durante la remodelación que se efectuó en los años noventa se descubrió que era de cemento y que se había fundido in situ, según explicó a este diario el propio arquitecto, Carlos Meri.

Sea como fuere, la imagen se ha convertido en el icono del paraje, con un resultado gráfico espectacular sobre todo cuando se toma una imagen desde la parte posterior, a una cota más alta.

También hay que significar que la ermita actual ha alcanzado en la presente edición los 120 años de antigüedad, si bien fue objeto de una amplia restauración en 1995.

La configuración del santuario ha cambiado desde aquel lejano 1653, pero su popularidad se mantiene inalterable.