Parece que, al final, los festeros de Castalla vencieron a un tiempo más que caprichoso. Las ganas y el empeño de los protagonistas matutinos, los más pequeños, deslumbraron a los asistentes.

Castalla celebró ayer su Desfile Infantil, que partió desde la Avenida República y culminó en la plaça Major. Una vez finalizado el paseo, los capitanes más pequeños, que tomaron el mando, se prepararon para la Ballada de Banderes, ante un público que aplaudía efusivamente.

Los actos de Moros y Cristianos en honor a la Virgen de la Soledad, que trascurrieron normalmente, salvándose de la lluvia, acogieron por la tarde uno de los momentos más emotivos y coloridos del programa: la Ofrenda de Flores. Todas las comparsas, siguiendo el habitual recorrido, rindieron culto, un año más, a su patrona.

Hoy es día de guerrillas. Mañana, el castillo de fuegos artificiales pondrá el punto y final definitivo.