Fueron casi 48 horas de incertidumbre para Alexandre Antón, un niño de 9 años y con síndrome de Down, y sus padres por desconocer el paradero de Charly, el perro de esta familia que se escapó el pasado día de Navidad del parque de Cantagallet de Alcoy tras escuchar el estruendo de unos petardos. El animal salió corriendo hasta llegar a una parada del autobús y decidió entrar en el vehículo para refugiarse. Este es el inicio de una historia, que como en la mayoría, tiene a unos personajes principales y que gracias a ellos, el relato ha tenido un final feliz.

Todo comenzó cuando Mercedes Pérez, la madre de Alexandre, se dirigió, la tarde de Navidad, al parque de Cantagallet de Alcoy para que el perrito, que tiene dos años, hiciese sus necesidades. En uno de esos momentos sonó el estruendo de unos petardos que tiraron unos niños que estaban en este mismo espacio. El can se asustó y se fue corriendo. "Yo estaba mirando una cosa y cuando levanté la cabeza vi que Charly no estaba, no sé en qué dirección se había ido", cuenta Mercedes. En ese momento empezó la búsqueda tanto por parte de ella como de su marido, pero el día fue oscureciendo y tuvieron que desistir. Aunque siempre miraban por las ventanas de su casa (que dan al parque) y "Alexandre no paraba de llamar al perro" pero nada, ni rastro de Charly.

A todo esto, Mercedes escribió en el muro del Facebook de la Protectora de Animales y Plantas de Alcoy para anunciar la desaparición y cómo era el perro por si lo encontraban.

Lo que la familia Antón Pérez no sabía es que ese día de Navidad por la noche, Charly ya descansaba en el albergue municipal situado en el Molí Payá. Un lugar al que llegó después de refugiarse en el interior de un autobús. Un vehículo que al animal le resulta familiar porque todos los días, por la mañana, acompaña a Alexandre al autocar que le lleva al colegio Tomàs Llàcer de Alcoy y por la tarde espera al niño en la misma parada de la calle Cavaller Merita. "Puede que esta sea la explicación por la que Charly decidió esconderse en un autobús", señala Pérez. Y es que ese día de Navidad el lugar que escogió el perro para cobijarse fue un vehículo que realiza el itinerario de la Línea B. Su conductor, Ángel, antes de iniciar el recorrido llamó a unas amigas para que pudiesen quedarse con Charly hasta que llegara la protectora a por él. El lunes día 27, Mercedes recibió el mensaje de que podía pasar a por el perro. Y así fue, "Alexandre y yo nos subimos al albergue". Pero ahí no terminó la historia porque "mientras estaba yo arreglando los papeles viene una chica y dice "perdonad, ¿sabéis que tenéis un niño en la jaula?"". Y es que a Alexandre, como le gustan tanto los animales, decidió visitar algunos que hay en este centro, y se metió en un compartimento, "pero la cerradura se rompió" y el personal del albergue tuvo que entrar con una escalera para sacarlo. Al final, este niño y sus padres recuperaron a su mascota y ahora disfrutan de nuevo de la compañía de Charly.