Los múltiples atractivos paisajísticos y medioambientales de la Font Roja hacen que en la actualidad sea el segundo parque natural de la provincia más frecuentado, con 134.000 visitantes anuales, sólo superado por las Salinas de Santa Pola con 182.000.

Con todo, es con la llegada del otoño cuando se registra una afluencia especialmente elevada, debido por un lado al inicio de la campaña de recolección de setas y, por otro, al excepcional colorido que adquieren las masas boscosas del paraje, sobre todo aquellas situadas a una mayor altura.

El cambio de tonalidad de las hojas de determinados árboles caducifolios propician un espectáculo visual extraordinario, que es muy apreciado por los excursionistas. Según explica el director del parque, Juan Luis Albors, "por un lado tenemos al fresno, que adquiere unas tonalidades que van desde el morado hasta el granate y por otro al arce, con unos colores que evolucionan del amarillo al rojo intenso". También hay determinados arbustos, como el mostajo o moixera, que contribuyen a esta brillantez paisajística.

La pista forestal que conduce desde la zona recreativa del paraje hasta el Mas de Tetuán, en las inmediaciones del mirador de Pilatos, es un lugar excepcional para contemplar esta variedad cromática. También en la parte más alta del parque, a los pies del pico del Menejador, se puede disfrutar del espectáculo en una zona boscosa reducida pero de una intensidad colorista fuera de lo habitual.

Comportamiento climático

Albors señala que la intensidad de los colores depende de la climatología y las temperaturas. "Los otoños de colores más vivos son aquellos en los que se pasa de repente de un clima cálido a un frío intenso. Eso sucede aproximadamente cada ocho años. En el resto nos tenemos que conformar con tonalidades más o menos pasteles, aunque también muy atractivas en líneas generales", destaca.

Este otoño, sin llegar a ser de los que se dan cada ocho años, sí que se podría englobar entre los más atractivos. Con todo, se trata de un espectáculo fugaz que apenas dura tres semanas, en las que las hojas, tras ofrecer toda su evolución cromática, acaban desprendiéndose de los árboles y cayendo al suelo. De hecho, éstos son ya los últimos días en que se puede disfrutar del color otoñal en la Font Roja.