La planta de basuras seguía operando ayer, como lo viene haciendo desde 2003, en una situación de plena interinidad, y en condiciones higiénicas poco favorables. Los vecinos denuncian que la zona sufre de una "permanente" contaminación por malos olores, que achacan a la falta de mantenimiento adecuado por las limitaciones de suministro de agua.

En un acto oficial celebrado el 14 de febrero de 2003, el vicepresidente del Consell José Joaquín Ripoll; el conseller de Medio Ambiente Fernando Modrego y el alcalde de Alcoy Miguel Peralta, inauguraban la planta y lo hacían con un grupo electrógeno, dada la falta de suministro eléctrico. Esta situación se mantiene hoy en día, tal y como han relatado los vecinos, toda vez que las dotaciones de servicios no han podido completar por la situación de indefinición legal que sufre la instalación.

Así, el recinto, en el que cada día entran los camiones con las basuras de Alcoy y de más poblaciones de la zona, carece de suministro de agua potable, algo que viene supliendo desde el primer día con un depósito. Esto, no obstante, impide que se pueda mantener un adecuado saneamiento del recinto y de ahí los olores fétidos que surgen al exterior, según han relatado los residentes en la zona.

Además, hasta hace poco más de un año el recinto tuvo unos accesos completamente provisionales, tanto que ni siquiera estaban asfaltados; por entonces, se echó la primera capa asfáltica a la zona del polígono de Sembenet, que incluyó el camino de entrada y salida hasta la planta de basuras.

La Conselleria de Medio Ambiente había invertido, a través de Vaersa, un total de 2,4 millones de euros en esta construcción, que en teoría tenía que prestar servicio de manera indefinida a toda la zona.

Los vecinos, por último, cuestionan incluso la continuidad del edificio, ya que afirman allí no puede ubicarse otra actividad, como no sea un almacén, debido a las restricciones que impone la catalogación urbanística vigente.