Una década ha transcurrido desde que se iniciaran los primeros trámites para rehabilitar el emblemático edificio del Teatro Río de Ibi y convertirlo en un espacio cultural de primer orden para la ciudad. Cambios de gobierno, mejoras en el proyecto inicial, cambios en la legislación vigente y un sin fin de piedras en el camino han dilatado la obra hasta la fecha. Si no se produce ningún tropezón más, los ibenses podrán disfrutar de este ansiado proyecto a finales de este mismo año.

El nueve de febrero de 2000 el Ayuntamiento de Ibi, gobernado entonces por el PSOE, adquiría la propiedad del inmueble del Teatro Río que llevaba cerrado más de catorce años, con la aspiración de reabrir para los ibenses este emblemático edificio de la posguerra. En 2002 el gobierno socialista de Vicente García preparaba la redacción del proyecto y en 2003, justo un mes antes de perder las elecciones, adjudicaba la obra a la empresa Intersa con un presupuesto de 3,2 millones de euros.

Llegaba ese mismo año el PP al gobierno en Ibi, tras varias legislaturas socialistas. Según relata el concejal de Urbanismo y teniente alcalde, Miguel Ángel Agüera, "nos encontramos con un proyecto incompleto". Se había realizado la adjudicación de la obra sin que el consistorio hubiese adquirido unos terrenos colindantes necesarios para poder llevar a cabo el proyecto. "Nos tuvimos que mover muy rápido para que la constructora empezara las obras. Adquirimos un gimnasio que estaba en marcha, un local y dos casas colindantes para poder hacer una calle peatonal que diera servicio a la zona de carga y descarga del teatro". Además, "se había contemplado un teatro muy pequeño, con una caja escénica ridícula", añade Agüera.

Estas necesidades, según explica el concejal de Urbanismo, "las conocía perfectamente el gobierno socialista cuando diseñó el proyecto y no hizo nada al respecto". A lo largo de los últimos siete años el gobierno municipal del PP de Ibi se ha visto obligado a realizar varias modificaciones al proyecto inicial y a asumir nuevas licitaciones, no contempladas en su momento, como por ejemplo, el equipamiento de las instalaciones. Unos cambios que han disparado el presupuesto inicial de 3,2 millones de euros, a los 8,5 millones que costará finalmente la obra. Unas obras financiadas por el Ayuntamiento de Ibi que asume el grueso de la inversión (unos 5 millones de euros), la Conselleria de Cultura (3,4 millones) y el Gobierno Central (370.000 euros).

Desde la oposición, sin embargo, se critica que las obras tenían que haber estado acabadas en 2005 y que la empresa adjudicataria tenía una penalización de 1.200 euros por día de retraso en la finalización del proyecto que no se le ha reclamado nunca. Para Antonio Martos, portavoz del PSOE, "es un despilfarro y un derroche, además de una irresponsabilidad el haber permitido que estas obras se hayan alargado en el tiempo sin justificación". El edil socialista manifestó que recientemente había preguntado durante una comisión de cuentas "si se va a exigir el pago de los retrasos a la empresa, a lo que me han respondido que no".

Cuando se le pregunta al edil de Urbanismo si tal vez la concepción del proyecto ha sido un poco excesiva para Ibi, Miguel Ángel Agüera reconoce que "ha sido excesivo desde el principio". Aunque se justifica alegando que "es una obra heredada" y ya que estaba iniciada "hemos intentado darle la mayor proyección". Agüera explica que "vamos a tener un teatro de ciudad y no de pueblo". El edil señala que "tenemos un radio de acción muy amplio. Ibi se ha destacado siempre por su gran actividad cultural y ahora queremos fomentar, además, que se convierta en un polo de atracción del teatro".

La alcaldesa de Ibi, Mayte Parra explica la potenciación que se le quiere otorgar a esta instalación. "Ibi contará con una gran oferta de espectáculos, de escenificación de obras teatrales, conciertos de cámara y un cine por lo que la oferta cultural pasará a ser de las más diversas e importantes de toda la provincia". El objetivo es crear un gran teatro moderno en el que se tenga cabida todo tipo de representación escénica, pudiendo convertirse algún día en un edificio cultural de referencia