Han sido constantes los desprendimientos desde las fachadas de las casas de La Sang, en Alcoy, pero el de ayer ha sido el más grave. Un turismo, que circulaba por la zona recibió el impacto directo de parte de la cornisa desprendida en una ventana situada justo en el cruce entre las calles Santo Domingo y San Mateo. El golpe agujereó la luna trasera del vehículo, cayendo sobre el asiento de niño, afortunadamente vacío en esos instantes. "Menos mal que no llevaba al chiquillo", declaró minutos después el conductor, Agustín Cubero.

El percance se produjo justo a las diez de la mañana, en la parte baja de La Sang, un barrio que está sufriendo de manera permanente desprendimientos desde sus fachadas; el anterior, losas de mármol de gran tamaño en la calle Covasanta; el de ayer, fragmentos de una cornisa de la tercera planta del bloque entre Santo Domingo y San Mateo. El desplome, mínimo en apariencia, causó un gran agujero en el coche, y motivó la inmediata intervención de la Policía Local, que acordonó la zona y cerró Santo Domingo al tráfico, y los bomberos, que tuvieron que acudir con el camión escalera para sanear el área siniestrada. Hay que significar que se trata de una parte del casco antiguo muy transitada, con el mercado de San Mateo justo al lado, por lo que el siniestro generó inquietud y expectación entre los vecinos y transeúntes.

La operación, en sí, no tuvo más consecuencias. La Policía Local elaboró el correspondiente atestado sobre el percance, mientras los bomberos retiraron una parte de la cornisa afectada y comprobaron que la zona aledaña estaba segura, marchándose posteriormente, hasta el próximo percance en este mismo barrio, que no dudan ocurrirá.

El conductor, que se llevó un buen susto, relató que "iba para abajo y he sentido un golpe fuerte y he parado; entonces he visto el agujero y el daño. Menos mal que no llevaba al chiquillo", toda vez que iba solo en esos momentos, ya que se dirigía a trabajar. Esta persona desconocía que el barrio de La Sang esté siendo habitualmente escenario de este tipo de hechos.

Sí es consciente Jordi, comerciante en el barrio desde hace cuatro años. "Tenemos desprendimientos todos los meses, cada vez en un sitio, pero siempre igual. En la misma calle de lo que ha pasado ahora hay tres cornisas más caídas o a punto de precipitarse", manifestó.

Jaime Tello, que vive justo enfrente del siniestro de ayer, subraya que "los vecinos lo vemos fatal todo esto, que es del IVVSA y no arregla nada; hay medio barrio vallado", para agregar a continuación que "no sabemos si es peor que se quiten las cornisas, porque puede caer lo de arriba".

Lo cierto es que el IVVSA, responsable de estas casas, pidió y obtuvo, tras un largo proceso, una licencia municipal de obras para sanear y eliminar todas las cornisas del barrio. El Ayuntamiento le concedió hace más de un mes el correspondiente permiso, pero de momento la reparación no ha comenzado. "Habrá que ver si esperan que pase algo más grave para empezar", manifestó un indignado vecino.