L a Junta Directiva de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ); ha nombrado a José Antonio Pastor Fernández como nuevo presidente, tras el fallecimiento de Salvador Miró el pasado mes de diciembre. La elección de Pastor, que hasta ahora había sido director general adjunto de la patronal nacional del juguete, se tomó por el acuerdo unánime de la Junta Directiva de la entidad el pasado miércoles, según señalaron fuentes de AEFJ.

El nuevo presidente, nacido en Onil en 1969, es licenciado en Gestión Comercial y Marketing y máster en Comercio Exterior. Su vinculación a la patronal juguetera se inició en 1992, precisamente con la creación de un departamento de Promoción Exterior. Más tarde pasó a ser secretario técnico de la asociación y, ya en 2002, responsable del departamento de Comunicación y Marketing, para acceder en septiembre de 2004 a la dirección general adjunta. Paralelamente, desde 1999 es secretario del Patronato de la Fundación Crecer Jugando.

Pastor mostró ayer su satisfacción e ilusión por el nombramiento, al considerar que ha sido «fruto del trabajo desarrollado» durante estos 15 años. No obstante, señaló que esta elección ha tenido también su parte de «sorpresa», dado que, «al no ser fabricante, no me podía presentar» al cargo. Pese a todo, recalcó que su gestión, especialmente en las cuestiones relacionadas con la promoción exterior, ha sido «una garantía» para que la Junta Directiva le ofreciera la presidencia.

Indicó que su mandato supondrá una «continuidad en lo conseguido hasta ahora», dado el aval mostrado por los empresarios jugueteros. Pero además, apostó por afrontar retos para el sector, como la «tan necesaria» innovación o la internacionalización de las empresas. Para ello, avanzó que se deberá elaborar un plan de actuaciones concreto, en el que se definan con claridad los objetivos. Según Pastor, «hay líneas asentadas y bases sólidas», como la labor desarrollada por el Instituto Tecnológico del Juguete, pero «hay que crecer en otras áreas» para resolver temas como la problemática de la piratería, el incumplimiento de normas o la deslocalización de empresas.

Al respecto, estimó que se deberían establecer códigos de conducta, que a su vez los jugueteros se tendrían que comprometer a respetar en todo momento. En relación a la deslocalización, asimismo, destacó que hay que saber «adaptar las estructuras empresariales a nuevos escenarios» y ser conscientes de que ya no se dominan determinados procesos de producción. Ante esto, incidió en reforzar el control sobre los puntos en los que se puede marcar la diferencia, como la especialización o la citada innovación. Al mismo tiempo, destacó la necesidad de «estar en contacto con el consumidor», de manera que se tenga una percepción continua de sus demandas y de la forma adecuada de satisfacerlas.