Desobedecer a los asistentes turísticos recién incorporados para realizar labores de información y vigilancia en las playas al objeto de que se cumplan las normas anti COVID, tiene sus consecuencias. Varios grupos de jóvenes que se negaban a mantener el distanciamiento social sobre la arena en El Campello han sido propuestos para sanción, y pronto recibirán en sus domicilios multas que podrían alcanzar los 600 euros.

Para el concejal de Seguridad Rafa Galvañ (PP), la actitud de algunas personas pone en riesgo su propia salud y la de los demás, "y eso es algo que no se puede permitir bajo ningún concepto". La normativa actual exige que los grupos familiares que acudan a los arenales o calas mantengan una distancia de seguridad mínima de 1,5 metros. "Mayor concentración no está permitida, y nuestras playas son lo suficientemente amplias como para evitar esa situación sin dificultad", señala el edil.

Pero ese en el mayor problema con el que se están encontrando los 25 asistentes turísticos recién incorporados al dispositivo de seguridad de las playas y calas: la negativa de grupos de jóvenes a mantener esa distancia. En esos casos de desobediencia, y tras ser informada por los propios asistentes turísticos, interviene la Policía Local, que sanciona.

Los jóvenes, contratados por la Generalitat, realizan labores de vigilancia. Su trabajo como auxiliar consiste básicamente en reforzar la seguridad en las playas, así como informar sobre la ocupación y el aforo en la arena, en colaboración con los efectivos de la Policía Local. Ellos velan por el cumplimiento de las medidas contenidas en el plan especial de las playas por el COVID-19.

También han sido propuestos para sanción varios jóvenes que se lanzaban al mar desde lo alto del acantilado de la Cova del Llop Marí, una práctica de riesgo que se intenta frenar en seco para evitar accidentes.