El casco antiguo de San Vicente del Raspeig está hoy más protegido y blindado. Los orígenes del Caserío que ha dado lugar a la ciudad que es hoy tiene unas características propias que con la norma que se acaba de aprobar salvaguarda. Y mantendrá así a lo largo del tiempo características arquitectónicas que le son propias al municipio.
El Ayuntamiento ha dado luz verde a la 36 modificación del plan general que fija la Normativa Urbanística Especial de Protección del Núcleo Histórico Tradicional. Lo hace después de tres años de tramitación, los dos primeros con suspensión de licencias de obra o demolición mientras se redactaba la normativa.
El núcleo que se ha blindado es aquel que conserva las edificaciones históricas y comprende los alrededores de la calle Mayor, la plaza de España y calle Domínguez Margarit. En esta zona se encuentra los bienes de interés patrimonial que son la Iglesia Parroquial, con un nivel de protección integral, la antigua Casa Consistorial, el Casino y el Yacimiento arqueológico de la Iglesia.
La nueva normativa pretende generar un «ambiente de mayor homogeneidad» lo que supone que se fijan materiales concretos de uso, colores propios de las viviendas, el tipo de toldos, así como la cartelería comercial. Todo para crear un conjunto que no altere la esencia del conjunto.
La norma restringe la posibilidad de instalar cualquier tipo de rótulo comercial y solo se permitirán los que no impidan ver los elementos arquitectónicos principales. Tendrán que quedar integrados en el conjunto de la edificación «para lo que deberán emplearse materiales y colores que armonicen con el entorno».
La norma prohibe letreros y montajes luminosos, y solo permite el uso de iluminación indirecta o diferida que deben haber validado los técnicos municipales. Los colores a utilizar en las fachadas deben ser de gamas pardas, ocres y cálidos. Los propietarios de viviendas en el núcleo protegido deberán realizar cada cinco años una revisión del estado del inmueble.
Cualquier rehabilitación, reforma o nueva construcción deberá atenerse a los sistemas constructivos tradicionales.No se admiten muros cortina, revestimientos de plaqueta, gresite, vidriados, imitaciones a sistemas constructivos, metálicos, fibrocemento ni fachadas de ladrillo caravista. Y, entre otras cosas, los dueños no podrán acristalar los balcones.
«El objetivo es preservar y mejorar el conjunto en sus aspectos más característicos, promoviendo la conservación y recuperación de sus singularidades, así como establecer las condiciones necesarias para hacer posible la eliminación de los elementos impropios que desfiguran el paisaje y suponen una merma en los valores patrimoniales del conjunto», destacan desde el servicio de Arquitectura, encargado de esta modificación.
Exponen que el riesgo del casco antiguo de no aprobarse esta normativa habría sido perder su esencia y de hecho, hay ejemplos de ello, con casas que mantienen su estructura original y junto a ellas otras alteradas por completo, sin los tradicionales aleros y perdiendo su característica fachada.
Las zonas más concurridas
El alcalde y concejal de Urbanismo, Jesús Villar, destaca que «se preservarán, a partir de ahora, las edificaciones originales del casco histórico así como garantizar la armonía de las nuevas edificaciones y se eliminarán aquellos elementos que desfiguren el paisaje del núcleo histórico tradicional». Villar recuerda que tanto la plaza de España como las calles adyacentes son las zonas más concurridas de San Vicente y es la zona que cuenta con las edificaciones más simbólicas.
«Conservar nuestro patrimonio es prioritario para no perder la esencia de lo que fuimos y tener un lugar que nos lo recuerde. Por eso y siendo la parte más importante y más apreciada de nuestra localidad, preservaremos y pondremos en valor el núcleo histórico de San Vicente, elemento patrimonial catalogado como Bien de Relevancia Local», concluye.
