El coro del Colegio José Ramón García Antón de San Vicente del Raspeig se ha quedado sin voz. Seis años después de su nacimiento, la actividad musical, que surgió de forma espontánea en la clase de música del centro, se queda sin su lugar de ensayo.

El coro ha ido creciendo con los años y a él se le ha sumado una escuela de rock y este año se iba a incorporar una orquesta de cámara. El proyecto se había hecho grande y el coro se constituyó como asociación cultural en San Vicente y a la actividad ya se apuntaban chavales de otros centros que, además de cantar, podían aprender a tocar instrumentos.

Los pequeños artistas han actuado en el auditorio de la Diputación (ADDA), en el Teatro Principal, han participado en varias ocasiones en la Semana Musical Internacional Vicente Lillo Cánovas, interpretado el musical West Side Story, han publicado un disco y han actuado en numerosos eventos dentro y fuera de San Vicente del Raspeig.

Su último logro ha sido estar seleccionados para participar en un programa de televisión para jóvenes talentos y están pendientes de que les llamen para actuar. Pero ya no pueden realizar su actividad en el centro escolar donde nacieron. En Navidad suspendieron clases y los conciertos previstos. Y el 4 de febrero el consejo escolar del centro votó por unanimidad que la actividad no continuase, al menos este año.

Detrás de la paralización en seco del proyecto hay problemas administrativos: no han presentado toda la documentación requerida. Y subyacen las desavenencias generadas por las críticas que el coro está realizando en redes sociales contra la decisión del centro.

Desde la dirección del coro explican que este curso comenzaron con los ensayos pero reconocen que no habían presentado la documentación requerida. Pero no creyeron que fuera impedimento, hasta que la dirección del colegio advirtió que debían parar la actividad hasta tener toda la documentación presentada. Los padres recogieron firmas de apoyo al coro, pero no han servido para que se mantenga en el colegio.

Y están indignados porque advierten que, mientras se suprime el coro, el colegio tiene a una asociación deportiva ajena al centro que usa las instalaciones para entrenar.

Raquel, madre de un niño afectado, lamenta que su hijo que termina este año se queda sin la actividad musical que su vástago mayor sí disfrutó: «Les quitan de golpe la actividad cuando no perjudicaban a nadie. Parece más una disputa a nivel personal y no piensan en los niños». Cuenta que «lleva muchos años y ha beneficiado siempre a los niños que han actuado y llevado el nombre del coro de forma positiva, mi hijo está afectado porque le gustaba mucho».

El coro ha pedido a Cultura un lugar de ensayo, pero no les cuadró los días que les ofrecían; y han recurrido a la Diputación que les ofreció el Hogar Provincial.

Por su parte, la directora del colegio, Ana León, explica que el coro «no ha pasado el proceso de aprobación del consejo escolar por todo lo que hay detrás, que genera dudas, se ha convertido en unas clases particulares». Afirma que como directora piensa «que el proyecto es precioso y ayuda a los niños. Y se mantendría si el colegio hubiera dicho que sí» y señala que «se han quedado sin la actividad porque hay muchas irregularidades a nivel de los papeles presentados, porque nos presentaron una firma falsificada, por problemas de seguridad ya que podía entrar cualquiera al centro...».

La concejala de Educación, Belén Arques, reconoce que el Ayuntamiento está al tanto y que respeta la decisión del consejo escolar y señala que la desaparición del coro «no depende del centro».