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Hallazgos

Sant Joan, 1.500 años de guerras y ritos paganos

Un estudio arqueológico documenta por primera vez restos romanos en la localidad con varias fosas para rituales, así como objetos y cerámicas de otras épocas

Una vasija del siglo XVII.

Sant Joan pudo contar con un poblamiento estable desde al menos el siglo VI d. C., 500 o 600 años antes de lo que hasta ahora se tenía constancia de la etapa musulmana. Esto es lo que se desprende de los estudios arqueológicos durante el derribo de unas casas para la construcción de la urbanización La Paz, unos indicios que deberán confirmar futuras intervenciones. Los restos hallados son de gran interés: dos fosas romanas con ánforas de hace 1.500 años para ritos paganos, una bola de cañón napoleónico, una moneda de bronce, una viga de madera con un cocodrilo pintado que podría datar del siglo XIX, cubiertos de bronce... un pequeño gran tesoro para los arqueólogos Alejandro Gomis y Humberto García, de Arqueo Inventario SL, a la que la promotora Acanto Home encargó el trabajo.

Los estudios llevados a cabo en la parcela entre la calle Mosén Pedro Mena y San José han concluido con unos resultados «extraordinarios», ya que «se han podido documentar, mediante una metodología novedosa hasta la fecha en la localidad, más de 1.500 años de historia de Sant Joan». El arqueólogo Humberto García explica que «es la primera vez que se ha podido realizar un estudio histórico-arqueológico integral, anticipándose al derribo de las viviendas, permitiendo recuperar numerosa documentación de gran relevancia histórica que fue depositada en el Archivo Municipal, además de un proyectil anticarro de la Guerra Civil.

Los trabajos, que continuaron con el derribo de las casas, permitieron documentar técnicas constructivas tradicionales como la presencia de cámaras entre paredes con cáscaras de almendra que eran utilizadas como aislante térmico y acústico ecológico, o el denominado «cielo raso de cañizo», utilizado para la realización de falsos techos construidos mediante un entramado de cañas naturales.

Bola de cañón de Napoleón

Además, utilizados como relleno en los muros de las viviendas fueron recuperados objetos como cubiertos de bronce del siglo XIX, bebederos y comederos de piedra y una bola de cañón perteneciente a la Guerra de Independencia (1808-1814), que es la primera prueba arqueológica que ratifica, según las crónicas de la villa de Sant Joan, que fue duramente castigada por las tropas napoleónicas al no poder tomar Alicante con la destrucción de decenas de casas y una treintena de vecinos fusilados. También cabe destacar la aparición de una viga de madera, que se encontraba embutida en los edificios derribados, tallada con el perfil de un cocodrilo o barracuda y que todavía conserva partes pigmentadas en rojo y verde.

La excavación de la calle San José permitió documentar un suelo de adobes propio del periodo de posguerra, un pavimento de baldosas hidráulicas del S. XIX, varios aljibes en forma de botella, una cuadra y una estancia destinada al almacenamiento repleta de vasijas, ollas y cántaros datados en torno a los siglos XVII-XVIII, junto con una moneda de bronce de Fernando VII y numerosas piletas de piedra. Todo ello evidencia la existencia de varias fases sucesivas de ocupación con una casa señorial de gran porte.

Colaboración del MARQ y la UA

UAPero lo más significativo apareció en la calle Mosén Pedro Mena con dos fosas tardorromanas, los primeros restos romanos documentados en la localidad y en los que han colaborado el MARQ, la UA y la Universidad de Barcelona. La primera de las fosas, de forma ovalada, medía 2,5 m de longitud y en la se encontró depositada dos ánforas del S. VI d.C fragmentadas, prácticamente completas, procedentes de Ibiza y el norte de África para el almacenamiento de vino y aceite.

A escasos metros estaba la segunda fosa. Ésta, de forma semicircular, medía 1,16x0,98 metros de diámetro y también contenía gran cantidad de objetos depositados de forma intencionada: una cazuela de barro, jarritas, cuencos, fragmentos de ánforas, una piedra de afilar y la hoja de un cuchillo. La colocación y fragmentación de los objetos, además de la aparición de otros elementos como una ficha de juego, un astrágalo y varios huesos de cordero, permite interpretar que ambas fosas formarían parte de un ritual para la obtención de buenas cosechas o la petición de lluvias.

García destacó que «lo extraordinario del hecho, además de ser los primeros restos tardorromanos en Sant Joan, es que nos encontraríamos ante la pervivencia de un rito pagano en un contexto cristiano».

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