Mutxamel mostró ayer su devoción por su patrona con una multitudinaria Ofrenda de Flores por el centro de la localidad en el arranque de los Moros y Cristianos. Los festeros inundaron las calles de miles de flores para rendir homenaje a la Mare de Déu de Loreto. Una explosión de color con la que cerca de un millar de personas agasajaron a su patrona, tanto con los ramos como con alimentos no perecederos para los más necesitados.

Este río multicolor con acompañamiento de la «dolçaina i el tabalet» y de bandas de música, iba encabezado por unos «nanos i gegants» y cerrado por los cargos festeros y las autoridades. Y se dirigió desde el Castillo de Fiestas hasta la Iglesia, donde depositaron los ramos, adornos florales y las cestas de comida a los pies del altar, dando paso la emotiva Misa en honor a los festeros difuntos y a la patrona, tras la cual tuvo lugar la tradicional visita al cementerio.

Ya por la tarde se desarrolló la Procesión, también en homenaje a la patrona, en la que los mutxameleros volvieron a demostrar su enorme fervor por la Mare de Déu.

Tras este sentido homenaje, hoy da inicio la Trilogía Festera con el día grande de las celebraciones. El más esperado. La Entrada de Moros y Cristianos con las diez comparsas a partir de las 19.00 horas. Un espectacular desfile en el que participan 5.000 festeros y que suele congregar a unas 20.000 personas, y en el que el protagonismo en esta ocasión será para las comparsas Moros Zegríes y Piratas.

Los cargos festeros de los cruzados recaen en la familia González Martínez, con Alejandro González como capitán, María Dolores Martínez como capitana y Raúl González como abanderado.

En cuanto a los musulmanes, el honor es para la familia Sala Sala, con Laureano Sala como capitán, Paula Sala como capitana y Guillermo Sala como abanderado moro.

Las celebraciones se alargarán hasta el jueves, y los mutxameleros estarán muy pendientes de la meteorología, ya que hay riesgo de lluvia para toda la semana, sobre todo para el miércoles por una posible gota fría que los festeros confían en que la Mare de Déu de Loreto interceda para conjurarla y evitar que los actos se vean afectados o deslucidos. Por ello se encomiendan, como desde el siglo XVI, a su querida patrona.