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Una mancomunidad infrautilizada

Los ayuntamientos de l'Alacantí que integran el órgano comarcal piden una «reestructuración» del mismo para que pueda asumir la gestión del servicio del transporte interurbano y recuperar, además, la recogida de animales abandonados

Instantes previos a la celebración del pleno de constitución, ayer, en Sant Joan. pilar cortés

Un órgano venido a menos. Ese es el pensamiento de la mayoría de ayuntamientos que forman la Mancomunidad de l'Alacantí. Las administraciones locales consideran que la existencia de este ente público tiene como finalidad unificar criterios y servicios para que se presten de igual manera en un pueblo u otro, pero también señalan que su utilidad podría ser mayor y que para ello es necesario un cambio en su organización. Consistorios como el de El Campello, Sant Joan, Mutxamel y San Vicente coinciden en que la Mancomunidad debería gestionar más servicios cuya consecuencias recaen directamente sobre los vecinos de las localidades próximas, como es el caso del transporte interurbano. Además, inciden en que el órgano comarcal está infrautilizado y que uno de los puntos de partida era que el ente formulara avances de planes o anteproyectos que sirvieran de orientación a la redacción de los planes municipales de ordenación, que apenas se han llevado a cabo.

Las competencias del área de Transporte recaen sobre la Conselleria si el municipio tiene menos de 50.000 habitantes. Salvo Alicante y San Vicente, el resto de pueblos como Agost, El Campello, Mutxamel y Sant Joan d'Alacant no alcanzan la cifra, y carecen pues de un área municipal encargada de la gestión y mantenimientos de los autobuses. Por ello, las administraciones piden que la Mancomunidad sea capaz de dirigir la prestación de un trasporte cercano entre localidades y que no dependa de Valencia la implantación o supresión de líneas y conexiones. En el caso de Mutxamel, El Campello y Sant Joan, los tres reivindican mejoras en la asistencia y creen que si la tramitación se hiciera desde Alicante, se podría atender mejor a las demandas vecinales. Su principal queja obedece a la falta de un nexo directo con la Universidad de Alicante o con centro de Formación Profesional. «Se trata de reivindicaciones históricas que la Generalitat no suele tener nunca en cuenta, y que un ente de proximidad sí podría solventar», exponen personalidades políticas de dichos ayuntamientos. Mutxamel apunta al mantenimiento y limpieza de los barrancos y cauces de ríos, huertas y urbanizaciones como otro posible servicio que podría asumir la Mancomunidad, como ocurre con el tratamiento contra la plagas de roedores e insectos. Las principales competencias que tiene la Mancomunidad de l'Alacantí han sido la gestión del servicio de recogida de animales abandonados, cuyo contrato terminó el pasado mes de junio, escenario que obligó a los ayuntamientos a parchear la prestación con contratos menores hasta que se recupere el servicio por parte del órgano mancomunado; servicio de tratamientos sanitarios antivectoriales (plagas) y la explotación de las dos plantas depuradoras de aguas residuales. Así pues, la expiración del contrato de recogida de animales provocó numerosas críticas de localidades y además impidió que otras que no estaban suscritas a la prestación pudieran hacerlo.

Mientras, mancomunidades vecinas como l'Alcoià y el Comtat trabajan para impulsar la creación de suelo industrial de empresas locales y sí que tienen recogido un proyecto de tansporte interurbano; la Mancomunidad de la Marina Alta es ejemplo de servicios de atención ciudadana y actividades a nivel social y cultural.

El órgano comarcal de l'Alacantí cuenta con un presupuesto de 870.000 euros y siete trabajadores que forman su organigrama profesional. Son un secretario, interventor, administrativo, auxiliar administrativo, delineante, ingeniero de caminos y un biólogo.

Se celebra un pleno cada mes y asisten dos representantes de los seis municipios que la forman. Cada miembro cobra unas dietas de 160 euros por asistencia y la dirección la conforman un presidente con dos vicepresidentes. Alicante, con un 51%, es el municipio que más aporta al presupuesto respecto al resto.

El PSOE pierde la presidencia mientras que la derecha se reparte los cargos directivos

El popular Luis Barcala asume la dirección junto al alcalde de Agost, Juanjo Castelló (PP), y Antonio Sola, de Cs Mutxamel

El alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala fue elegido ayer presidente de la Mancomunidad de l'Alacantí durante la sesión constitutiva de la nueva dirección comarcal. Barcala releva así al primer edil de Sant Joan, el socialista Jaime Albero, quien había ostentando el cargo desde 2015. De esta manera, el PSOE pierde el control del ente comarcal mientras el Partido Popular y Ciudadanos se reparten los cargos directivos. Barcala será el presidente, Antonio Sola de Ciudadanos Mutxamel ocupará el cargo de vicepresidente primero y el alcalde de Agost, el popular Juanjo Castelló, será el vicepresidente segundo. Los tres optaron al cargo de forma única, sin ninguna otra lista y fuero elegidos por unanimidad, en un escenario donde la izquierda presentaba una clara minoría. El único municipio que presentaba dos participantes socialistas fue San Vicente, con el primer edil Jesús Villar y el concejal de Infraestructuras Jesús Arenas presentes. Sant Joan acudió con Albero y Santiago Román, concejal de Hacienda del mismo Ayuntamiento; y Mutxamel acudió con Antonio Sola, edil de Empleo de Ciudadanos y José Antonio Bermejo, concejal de Contratación del Partido Popular. El resto de municipios, Agost y El Campello, asistieron con dos representantes del PP.

De esta forma, Alicante recupera el control de la Mancomunidad, después de que la presidencia de Albero fuera la única vez que un alcalde de otra localidad que no fuera la capital ostentase la dirección del órgano comarcal, ante la negativa de Gabriel Echávarri hace cuatro años.

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