«Desamparados» y condenados al «abandono absoluto». Así se sienten los vecinos de la urbanización La Obrera, de Mutxamel. Los afectados afirman que desde la inauguración del núcleo urbano, no se han acometido actuaciones para restaurar el pavimento, las aceras y el alumbrado público, el cual sufragan los mismos residentes desde hace más de veinte años.
Los denunciantes señalan al Ayuntamiento de la localidad como principal responsable de que las calles «carezcan de alcantarillado» o que presenten «unos claros problemas de higiene y limpieza». Recuerdan además que llevan esperando tres años una respuesta por parte del Ayuntamiento del municipio para que asuma la responsabilidad de las obras del complejo urbano, puesto que la administración ha estado concediendo licencias de obra y cobrando impuestos. «La zona ajardinada municipal de más de una hectárea está desatendida, mientras que las aceras se encuentran sin ningún tipo de mantenimiento», exponen los afincados, quienes apuntan también que en la parcelas, tanto privadas como públicas, existe «una alta probabilidad de incendios» por las «escasas actuaciones de prevención en las mismas». Uno de los parques que atraviesa las tres calles que forman la urbanización no se limpia desde hace «muchos años», lo que ha provocado que la maleza «se coma» los caminos de este parque de 8.000 m2. El Ayuntamiento reconoce que existe un problema histórico en las urbanizaciones pero recuerda que la administración local no es la encargada de tomar medias, puesto que la obra no está recepcionada por el gobierno municipal, tal y como sostienen fuentes políticas.
Argumento que no convence a los vecinos, que alegan que «no pueden negarse a la recepción de las obras de esta urbanización, ni puede estar en la posición de absoluta pasividad siempre».
