Tropezar con un bordillo de la acera que estaba levantado, romperse una pierna al meter el pie en un agujero del césped artificial mientras se jugaba el fútbol, fracturarse una costilla al tropezar con un alcorque vacío en la acera de una calle en la que además había poca luz, destrozos en el coche por un bache o sufrir grietas en una casa que los dueños atribuyeron a la potencia de la mascletà que se disparó junto a ella. Estas son algunas de las reclamaciones patrimoniales que ha recibido el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig en los dos últimos años. Todas ellas han sido desestimadas.

Una de las más curiosas es la de una mujer que reclamó por la muerte de su canario durante una despertá de Hogueras y que el consistorio rechazó alegando que no estaba probado que el fallecimiento del pájaro se produjera por la impresión que sufrió aquel día.

La mayoría de las reclamaciones son desestimadas, bien porque el Ayuntamiento no encuentra una relación de causalidad entre el accidente o lo que se reclama y un mal funcionamiento de servicios públicos o un mal estado viario, o bien porque considera que el peatón debía estar más atento en el caso de las caídas. «Cuando un ciudadano deambula por su ciudad, debe prever la existencia de obstáculos y adecuarse a estas situaciones con un mínimo de atención y prevención», advierte en sus resoluciones el Ayuntamiento.

Si la persona considera que tiene razón y quiere seguir insistiendo tiene que recurrir a los tribunales para exigirlo. Es antes de llegar a este punto donde la mayoría de reclamantes para.

El último expediente de reclamación patrimonial atendido por la Asesoría Jurídica y Patrimonio del Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig se resolvió la semana pasada. Una ciclista la exigió tras caerse de su bicicleta cuando el pasado septiembre circulaba por la calle Río Algar. La mujer afirmaba que, a consecuencia de que el asfalto estaba levantado a la altura del número 26, su bicicleta rebotó, chocando con el bordillo de la acera y saliendo despedida hacia la mediana. Solicitaba 809 euros por los daños producidos en el vehículo.

Los informes técnicos por su parte no observaban relación de causalidad entre el estado de la vía y el accidente. La reclamante discrepaba de que la calzada estuviera en adecuadas condiciones y alegó añadiendo que no tenía obligación de circular por el carril bici paralelo a donde cayó. El Ayuntamiento no indemnizará porque insiste en que«la calzada está en adecuadas condiciones».

AEMET no registró viento

Entre las reclamaciones que sí han prosperado se encuentra la de un hombre a quien el pasado julio se le cayó encima un árbol. La indemnización se hace efectiva porque desde el consistorio no se ha podido probar la causa mayor que provocó esta caída. El Ayuntamiento va a abonar al accidentado 5.135,90 euros por las lesiones sufridas en el hombro y los cien días de perjuicio que le han supuesto este accidente.

El siniestro está amparado por la póliza de seguro de responsabilidad civil que el Ayuntamiento tiene suscrito con la compañía Zurich. En esta ocasión, el Ayuntamiento estima la denuncia «al apreciarse la necesaria relación de causalidad entre el funcionamiento de un servicio público y el daño reclamado». Aunque el informe técnico destacó que el accidente se produjo por causa mayor por fuertes rachas de viento, en la consulta a la Agencia de Meteorología «se comprueba que en julio de 2018 no se registró ningún valor extremo».

Una reclamación de 25.000 euros por un resbalón

Una mujer denunció por los daños causados al caerse en el aparcamiento del Ayuntamiento por un charco

El Ayuntamiento recibe peticiones de responsabilidad patrimonial en muchos casos por situaciones provocadas por fenómenos meteorológicos. La fuerza mayor suele ser motivo para no aceptarlas. Una de las resoluciones desestimaba la reclamación de 25.000 euros de una mujer por las lesiones sufridas al resbalar en el interior del aparcamiento del Ayuntamiento por los charcos. Los informes prueban que el día del percance, el 13 de marzo de 2017, se produjo una lluvia de 112,2 litros por metro cuadrado, un máximo histórico desde 1920; y que el edificio tuvo filtraciones por no poder drenar toda el agua. Advierten además de que nadie fue informado aquel día ni hubo parte policial. Además de la fuerza mayor, el Ayuntamiento determina que los numerosos charcos debieron alertar a la reclamante para extremar el cuidado mientras andaba. Y advierten de que no hay un vínculo entre el funcionamiento del servicio público y el daño reclamado.

El caso de reclamación más cuantioso y grave atendido por el Ayuntamiento es de la familia de un anciano que sufrió un accidente en las obras de la avenida Lo Torrent tras tropezar con un bolardo de obras seccionado. El hombre murió después en el hospital al contraer una neumonía. Reclamaron casi 180.000 euros. El Ayuntamiento advertía que la muerte no fue consecuencia de los daños sufridos y por tanto no hay relación de causalidad.