Si en cinco días no se presentan alegaciones, el propietario del antiguo almacén de la calle Cristo de la Paz, dedicado durante años al embalaje de tomates, recibirá la orden de demolición urgente de la nave abandonada que sufrió un fuerte incendio la pasada semana. La Concejalía de Urbanismo de Sant Joan d'Alacant ordenó ayer el derribo «por ruina inminente» de este almacén, donde las llamas de la madrugada del jueves 7 de febrero provocaron graves daños en la techumbre y en la estructura del edificio de 1.000 m2, según el informe elaborado por los técnicos municipales.

El departamento de Urbanismo ya notificó en 2017 a la propiedad la mala situación de la nave, pero entonces los dueños de la nave alegaron que el inmueble se encontraba sujeto a un procedimiento judicial. A este respecto, la concejala de Urbanismo, Esther Donate comentó ayer que «llevamos tiempo con el expediente de esta propiedad, que tenía pendiente la sentencia que aclarara la titularidad del mismo, pero no se puede esperar más». En esta ocasión, la notificación del Ayuntamiento se remite tanto a la parte demandante como a la parte demandada.

Ayer se abrió un plazo de alegaciones de 5 días y un plazo de ejecución posterior de una semana, tiempo en el que, si no se ha realizado la demolición se procederá a sancionar al propietario,

Quejas de afectados

El virulento incendio en pleno centro de Sant Joan que puso en jaque a los bomberos, hace una semana, no causó ningún herido, a pesar de la fuerza que alcanzaron las llamas. Sin embargo, este fue el último detonante que levantó las críticas de los vecinos de las calles Cristo de la Paz y Tomás Capelo. Desde hace meses, residentes cercanos a esta nave habían manifestado sus quejas por el «abandono», «el estado denigrante» y «el foco de infección» en el que se había convertido este almacén. Años atrás, fue un lugar que dio empleo a muchas persona, pero su dejadez lo ha llevado a la ruina absoluta.

Debido al pésimo estado del inmueble, donde las cajas de cartón para guardar tomates se mezclan con botellas de vidrio vacías o viejos colchones, las cinco dotaciones de bomberos desplazadas desde parque de San Vicente tuvieron que emplearse a fondo, durante tres horas y media para extinguir el fuego. Compensando, a su vez, la falta de personal de la Policía Local, ya que por tercera noche consecutiva solo se dispuso de una patrulla con dos agentes prestando servicio en la calle.