Las asociaciones que ayudan a las personas «enganchadas» al juego advierten del peligro que tiene la proliferación de estos establecimientos. Y hacen una llamada de atención sobre los más jóvenes y las posibilidades de convertirse en ludópatas. Las casas de apuestas han proliferado por todas partes y San Vicente del Raspeig no es la excepción a la norma. El municipio ha querido marcar la diferencia y ha aprobado una moción en la que insta a la Generalitat a que sea restrictiva con estas instalaciones, sobre todo ahora que está en plena tramitación de la revisión de la Ley del Juego. Sin embargo, la voluntad del Ayuntamiento sanvicentero choca con la realidad que, por ironías del destino, ha hecho que el consistorio acabe de conceder dos licencias para establecimientos donde se hacen apuestas, y una de ellas para un local de estas características que se encuentra muy cerca de un centro educativo.
Los grupos municipales Guanyar, Sí se Puede y Compromís han presentado una propuesta en la que exigen una protección de los menores de edad, personas con capacidades intelectuales reducidas y de la voluntad, así como aquellas que se encuentren incapacitados legal o judicialmente.
La moción va más allá y exige que no se permita la instalación de estos locales de apuestas a menos de 1.000 metros unos de otros. Y en esa distancia incluyen los locales de hostelería donde haya máquinas de apuestas. En su propuesta hacen mención especial a las zonas deprimidas del municipio para que se contemple que no se puedan ubicar allí casas de apuestas. También consideran que hay zonas sensibles donde tampoco pueden instalarse como es en las proximidades de los centros escolares y de los centros de salud.
El Ayuntamiento, con todo, ha dado licencia recientemente a una casa de apuestas y de juego en la urbanización Sol y Luz y el establecimiento se encuentra a apenas 200 metros del Colegio San Raimundo de Peñafort. De hecho, así lo advertía un vecino en el pasado pleno y preguntaba si el consistorio le había dado la licencia. La concejala de Urbanismo, Mariló Jordá, de Guanyar, uno de los grupos que ha impulsado esta exigencia de regulación, reconoció que «se le ha dado porque no es potestativo. Está regulado y mientras la Ley del Juego no entre en vigor las casas de apuestas no tienen límite». La edil advertía de que no dar la licencia «sería prevaricar».
Seis locales
La concejala explica que actualmente en San Vicente hay seis locales con licencia para esta actividad. El primero de ellos data de 2008. Y desde 2016 se han instalado los otros cinco. Están en todo el municipio. «Somos conscientes de que los ayuntamientos no podemos regular esta actividad», advierte Jordá, «pero queremos un modelo de ciudad en el que se proteja a sus habitantes».
Jordá asegura que se hacen eco de las alegaciones que han hecho afectados por la ludopatía. «Asumimos las propuestas de la asociación que conoce los problemas que generan las tragaperras y las apuestas».
