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Una obra inacabada desde hace 30 años

Desde que se abrió la autovía en enero de 1990 se quedó pendiente salvar la barrera entre Sant Joan y Mutxamel

Una obra inacabada desde hace 30 años

Nació como «la solución al caos del tráfico en Alicante», que llegó «con demasiado retraso» a lo que ya se conocía como «corredor mediterráneo». Según se puede leer en los ejemplares del diario INFORMACIÓN de finales de enero de 1990, la autovía construida por el Ministerio de Obras Públicas (MOPU), con una inversión de 12.000 millones de pesetas (unos 72 millones de euros) aliviaba problemas de circulación pero no resolvía las barreras físicas que dejaba a ambos lados de su recorrido.

Por un lado, Alicante y San Vicente quedaban «seccionados», y por otro Mutxamel y Sant Joan seguían «unidos» a través de un túnel para el que fueron necesarios mover cerca de 70.000 metros cúbicos de tierra, donde se abrió paso un tramo de casi dos mil metros de carretera bajo tierra. Desde el primer momento, ese túnel que atravesaba el limite territorial entre ambas poblaciones quedó como una superficie ganada a la autovía pero perdida para el uso ciudadano.

Al tramo de la obra de la autovía que resultó «más dificultoso» y que requirió «de un mayor tiempo» de ejecución no se el dio una solución viable y la separación entre Sant Joan y Mutxamel, en la practica, fue real. Tan solo unidos por la antigua carretera N-340 -y por alguno camino poco transitado-, ambos municipios esperan desde hace tres décadas volver a estar unidos sin una frontera física que acreciente su histórico distanciamiento.

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