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«Poner límites a la formación colapsará las escuelas de música»

Pepe Espinós, Presidente provincial Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV).

Con 50 años ya cumplidos, José Ángel Espinós Sanjuán se enfrenta a la mayor partitura de su vida, pero esta vez no tendrá que soplar el saxo tenor que lleva tocando desde joven. Después de 20 años presidiendo la Sociedad Musical La Paz de Sant Joan d'Alacant, da el salto a nivel provincial, como máximo responsable de 144 entidades de la provincia que se enfrentan a diario a sobrevivir por y gracias a la música.

P ¿A qué dedica más tiempo la FSMCV, a la parte artística o la formación?

R El 80% se destina la formación, tanto de profesorado, como directivos y directores de las escuelas de música. En la federación estamos ofertando continuamente cursos de formación gratuitos para asociados. En muchas bandas, dimite un directivo y se deja ni un ordenador para dar el relevo. Gestionar una entidad musical, a nivel administrativo es, hoy en día, casi más, importante que desarrollar la parte artística.

P ¿Cuál es su objetivo como presidente provincial?

R El objetivo fundamental es defender y escuchar a los asociados, y trasmitir todo el devenir y el plan de trabajo de la federación, que no es un ente abstracto que está en València. Trasladar todas las premisas de la FSMCV al comité provincial y luego a la comarcal. Y al revés, de abajo a arriba, desde los pueblos a València.

P ¿Cuál es hoy la preocupación principal de un músico?

R Un profesor quiere una dignidad laboral, estar asegurado, cobrar a la hora, que tenga un apoyo, y después condiciones educativas, buena metodología y si, puede ser, herramientas actuales, y para eso hace falta presupuesto. Faltan condiciones laborales y artísticas educativos.

P ¿Es mejor estudiar música en una banda que en un conservatorio?

R En una sociedad musical los estudiantes no son números. Desde el primer día se les trata como futuros integrantes de la banda. En un conservatorio, te suspenden y adiós. Aquí se ajusta el programa educativo, se cambia de profesor, se le da una solución para que el niño no abandone. Tardará años, pero ya es nuestro.

P ¿Es asequible estudiar música?

R La música en España es cara, muy cara. Los instrumentos tienen un 21% de IVA, igual que las inversiones en obras. Y la cuota que paga el papá no es barata, porque el ratio profesor-alumno es 1/1. Las ayudas no son suficientemente razonables para abaratar costes. Un padre paga, de media, para el grado elemental 600 euros al año, y para el grado profesional, 1.300. Una familia con tres hijos músicos gasta 3.000 euros al año. Y eso que los padres pagan una cuarta parte, otro 25% vienen de las ayudas públicas, otro 25% de los ayuntamientos y otro 25% la propia entidad musical.

P Estamos en año electoral. ¿Teme alguna promesa fantasiosa de macroauditorios?

R Hay que hacer edificios pero con consenso y sentido común. Ya hay macroauditorios formidables, algunos están sin uso, pero Benidorm no tiene Casa de Cultura, con tres bandas de música. Una carencia son escuelas de música bien equipadas, sobre todo en Castellón y Alicante. Estudiar música está de moda, y donde tenías 30 alumnos ahora tienes 400, y te falta sitio.

P ¿Y qué futuro le esperan a las sociedades musicales?

R O creamos líneas de colaboración con las administraciones o llegaremos al colapso. El límite lo marca la sociedad, no lo puede marcar el político. Y la gente quiere estudiar música, está de moda. Al igual que no hay límite en la enseñanza obligatoria y el crecimiento obliga a construir colegios, tampoco podemos limitar la música, porque estamos frenando la cultura, el ADN de la Comunidad Valenciana, porque nosotros hemos nacido para la música. Ese el gran el problema actual, porque las sociedades musicales absorben esa demanda y tienen que hacer verdadera ingeniería financiera para poder subsistir.

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