Los embotellamientos en la zona norte, junto al Hospital de San Vicente, se producen habitualmente desde que este verano se realizó un cambio de ordenación del tráfico que afecta al camino de Roque, que ahora sólo tiene un sentido y un tramo de la calle Lillo Juan. Trabajadores del Hospital y el centro de salud especialmente iniciaron una recogida de firmas debido a los atascos que se producen, especialmente en las horas punta, a primera hora de la mañana y a mediodía.

La concejala de Seguridad, Maribel Martínez, explica que la reordenación se ha hecho obedeciendo a criterios de seguridad para los peatones y tras una petición vecinal por el peligro que suponía el camino de Roque para los viandantes, entre ellos los escolares que lo utilizan para acudir al Colegio Bec de l'Àguila o al Instituto Raspeig. La edil explica que el camino de Roque «no tiene las condiciones mínimas de seguridad» ya que por sus condiciones y la ausencia de acera los peatones invadían la calzada. Actualmente su ampliación no es posible porque los terrenos colindantes son privados y la solución está contemplada en el desarrollo del plan urbanístico El Altet. La concejala explica que por ello se ha optado por una «reorganización provisional del tráfico priorizando la seguridad de las personas por encima de la comodidad» y advierte de que es un cambio provisional.

La edil añade que los embotellamientos «no se producen por la reorganización del tráfico sino a los pasos de peatones»por las entradas y salidas de los estudiantes al instituto. «Y son unos 15 minutos», señala. A la vez, advierte que una patrulla regula el tráfico.